Carta pública de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir de Argentina

En el Día Mundial de Acción por la Salud de las Mujeres la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir  de Argentina publicó una carta que da cuenta de la realidad de las mujeres que deciden abortar en el país.

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Somos profesionales de la salud de varias generaciones. Somos lxs que hacemos la atención directa, cara a cara, en cada territorio de nuestro país: en los centros de atención primaria de la salud, en los hospitales, en las giras médicas. Somos el eslabón más concreto de la política pública, estamos allí donde las leyes y los programas de salud se convierten en derechos para las personas, o en el otro extremo, se vulneran. Atendemos la salud de las mujeres: las acompañamos en su niñez y adolescencia, en su adultez, en su climaterio; en cada instancia en que recurren a los servicios de salud pública en los que trabajamos. Las atendemos en sus embarazos, sus partos, el cuidado de sus hijxs, cuando quieren usar algún método anticonceptivo; cuando se enfrentan a un cáncer de mama, cuando son víctimas de la violencia de género, cuando desean pero no pueden quedar embarazadas, cuando se encuentran frente a un embarazo no buscado, cuando deciden abortar. Nuestra posición es siempre la misma: respetamos la decisión de cada mujer promoviendo el cuidado de su salud en cada momento de su vida.

Son muchos los motivos por las cuales una mujer en un determinado momento de su vida decide interrumpir un embarazo. Puede ser un embarazo no deseado o puede ser un embarazo buscado que le resulta después imposible llevar adelante. Cada mujer tiene sus razones para abortar: por su proyecto de vida, por motivos económicos, familiares, emocionales, afectivos, etc. Desde nuestro punto de vista, someterse a un embarazo forzado atenta contra la salud integral de cualquier mujer. No respetar la autonomía de las mujeres en sus decisiones reproductivas, negarles el acceso a un aborto seguro implica tener para con ellas un trato cruel e inhumano. Esto atropella los principios de bioética que deben regir todas nuestras prácticas en salud.

Para cualquier mujer encontrarse con un embarazo no buscado, involuntario, es una situación posible: ningún método anticonceptivo es 100% seguro. Un embarazo involuntario algunas veces se transforma en un embarazo deseado para la mujer; pero muchas otras no. Las estadísticas demuestran que esto es una realidad frecuente: cada tres mujeres que se embarazan, una de ellas decide abortar. Diversos estudios estiman que en nuestro país se producen anualmente entre 335.000 y 500.000 abortos, mientras que se registran alrededor de 700.000 nacidos vivos por año (Mario y Pantelides: 2009). Esto representa una relación de un aborto por cada 2,1 ó cada 1,4 nacidos vivos (Ramos, Romero y Arias Feijoo: 2009).

Desde el punto de vista de la salud pública, el problema no es la práctica del aborto en sí mismo. Según la Organización Mundial de la Salud , un aborto realizado en buenas condiciones técnicas no pone en peligro la salud de la mujer; el problema radica en las condiciones de inseguridad, promovidas por el marco de clandestinidad en que los abortos se practican. (WHO, 2011)

Nos hemos acostumbrado a una realidad inadmisible: hace años que el aborto inseguro es una de las primeras causas de morbi-mortalidad de mujeres gestantes en Argentina.

Sólo en el año 2013 y a pesar del subregistro que sabemos que existe, 50 mujeres perdieron la vida al realizarse un aborto. (Estadísticas vitales , Ministerio de Salud de la Nación : 2013)

Leer la carta pública completa en pdf

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