Una asamblea de lazos vitales

El sol se levanta confuso detrás de las montañas nevadas que rodean la Comarca. En pequeños grupos van apareciendo mujeres ataviadas con pañuelos violeta que reivindican la lucha feminista. Algunas viajaron cerca de mil kilómetros para saber más sobre las realidades de las hermanas que luchan en esos suelos, que ponen el cuerpo, que también es territorio.

La asamblea feminista está pensada para las dos de la tarde, en el Instituto de Formación Docente. Es la primera y la expectativa no es menor. Para llegar, es necesario recorrer varias de las cuadras que van desde el casco céntrico de El Bolsón y de la Ruta 40. Aparece, sin demoras, la casa que Santiago Maldonado había elegido habitar, frente a la biblioteca. Él mismo es parte del motor que generó este encuentro de mujeres que saben lo que implica la dominación de las cuerpas por parte de un Estado que las oculta y las culpa. 

Foto: Pupy Merino

Las asambleístas se saludan bajo una cálida  primavera que festeja la resistencia al quiebre de solidaridades que plantea el Estado. En la lucha de una estamos todas, ahora mirándolo de cerca y palpándolo en la escucha del relato de las hermanas mapuches, perseguidas, encarceladas y, con todo, reivindicadas.

En un círculo de más de 300 mujeres, lesbianas, disidentes, rebeldes, activas y provocadoras comienza a circular la palabra. Surgen acuerdos y desencuentros. La realidad es dura en este sur donde persiste aquel plan militar de despojo que se llamó «Campaña del desierto». Las pu weycafe zomo (guerreras mapuches) reiteran vez tras vez que esto se llama colonialismo, que hay un mundo -político y económico- que no puede conectar con la vida, con modos de ser que no sean mercantilistas. Ahí está la lucha, eso es territorio.

«Reducir la lucha a la tierra es quedarse cortos, porque tenemos derecho al buen vivir», explica Moira Millan, weycafe zomo. Ese buen vivir que depende de la memoria de la tierra  impresa en los cuerpos, que deja cicatrices cuando choca un modelo extractivista y extranjerizante con la circulación armónica de las fuerzas.

En ese escenario, la postura del Estado no deja lugar a dudas. Los nuevos modelos de la política de seguridad nacional tienen un correlato con tiempos de represión y muerte, pero asumen caras nuevas y reparte su discurso como un río de tinta en los medios hegemónicos. Los dolores y las luchas son casi idénticas en Buenos Aires, en Neuquén, en la Comarca Andina, hablan de trata, de secuestros, de complicidad policial, de criminalización de quienes garantizan derechos. Hay un modelo de represión y una cara específica en cada sitio donde también hay resistencia.

Foto: Pupy Merino

«Al territorio lo llevamos en el cuerpo», dice Graciela Alonso, y agrega sin dudar: «El capitalismo nos acostumbró al despojo para que a nosotras no nos cause dolor». El despojo como una forma de entender este mundo y la producción de tramas, las amistades sororamente políticas para darte batalla, frente a frente.

De a poco va cerrando la tarde y las canciones feministas se unen a la marcha que cada sábado recorre las calles principales de El Bolsón para recorrer unos pocos kilómetros y llegar a gendarmería, donde hay responsables, donde se esconden las respuestas. «Nuestros cuerpos, nuestros territorios. Donde está Santiago Maldonado», demanda una bandera que está sostenida por las manos de Mirta Acuña, madre de Plaza de Mayo, por pu weycafe zomo, por lesbianas, por mujeres cuerpo-territorio.

En el regreso, al final de la marcha, espera Radio Alas, movilizada en el ojo de la persecución constante, por plural, por antiehegemónica, por libre. Allí socorristas de Esquel, San Martin, comunicadoras de Buenos Aires  y La Revuelta comparten el micrófono que abren las compañeras del programa «Conjuros a viva voz». Hay reflexiones sobre lo vivido durante la tarde, sobre la necesidad se seguir construyendo puentes, de estar cerca de la lucha de cada hermana. Está presente, sobre todo, la convicción de que los lazos feministas, son lazos vitales.

Foto: Daniela Posolda

 

Primeras resoluciones de la asamblea feminista: 
1) Impulsar un activismo que denuncie la colonización existente en la zona donde se realizará el Encuentro Nacional de Mujeres.

2) Adherir a las solicitudes y exigencias de prórroga de la ley  26.160.

3) Impulsar la marcha por los dos meses de la desaparición forzada de Santiago Maldonado  en igualdad de relevancia que el reclamo por la liberación del Logko Jones Huala.

4) Construir una red virtual de alertas ante nuevos ataques a las comunidades mapuche.

5) Adherir, como asamblea a la negativa de instación del Cuerpo de Operaciones y Rescate (COER) en El Bolsón.

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