Ni Una Menos se suma al apoyo a la mesa de diálogo

La Revuelta adhiere a la declaración del Coletivo Ni Una Menos

Ni la palabra repudio, tampoco dolor, ni siquiera rabia; ninguna palabra alcanza para describir lo que provoca en nosotras el asesinato por parte de fuerzas de seguridad de Rafael Nahuel, joven mapuche de apenas 22 años, baleado por la espalda en una brutal y completamente desproporcionada represión al mismo tiempo en que se velaba el cuerpo de Santiago Maldonado, también muerto en contexto represivo, también en el sur de nuestro país, también en el marco del conflicto por el derecho del pueblo mapuche a sus territorios. Pero mientras nosotras estamos sin palabras, al gobierno nacional no le faltan: justifican la represión, invierten la carga de la prueba, demonizan a las comunidades mapuche intentando, con la complicidad de medios de comunicación hegemónicos, convertirlas en terroristas peligrosas sobre las cuáles es lícito ensañarse.

¿Cómo quienes tienen el monopolio del uso de la violencia pueden arremeter sin razones a plomo y fuego y sólo después, o nunca, preguntarse si era necesario? La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, no duda, según ella misma dice el gobierno no tiene que probar lo que hacen las fuerzas de seguridad. “Le damos a la versión de Prefectura carácter de verdad”, dijo sobre el accionar del grupo Albatros que mató al joven de la comunidad Lafken Wincul Mapu por la espalda según consta en las primeras pericias forenses. Tampoco le preocupa a la ministra haber respondido con plomo a las piedras con que intentó defenderse la comunidad, para ellas, “las armas estaban, si no aparecen es porque las escondieron o se las llevaron”, siguió con total impunidad en comunicación pública junto al ministro de Justicia Germán Garavano.

Rutas cortadas, ciudades enteras militarizadas, el hospital de Bariloche tomado por fuerzas de seguridad de distintas armas; ese es el escenario que se monta desde el poder central para intentar dar caza a una comunidad en la que niños y niñas, mujeres, hombres, jóvenes reclaman por su tierra, por un modo otro de vivir en la tierra. En la represión no hubo distinción de edad: los niños fueron inmovilizados con precintos durante horas, las mujeres embarazadas fueron golpeadas, no se permitió el ingreso al hospital. Las imágenes, los pedidos de ayuda, de difusión de la situación de arrasamiento de la libertad y de los protocolos aun vigentes de intervención frente a la protesta social hablan de una amenaza permanente a la vida de las comunidades mapuche. Nosotras, desde Ni Una Menos, decimos que esas vidas cuentan; frente al racismo desembozado que se alienta desde el poder y que lamentablemente es una chispa en el pasto seco de los medios de comunicación cómplices de este gobierno y en sectores de la población que siguen pretendiendo reducir a la servidumbre a las poblaciones originarias o directamente exterminarlas, nosotras decimos: ¡Basta!

Nuestro lugar está al lado de las comunidades mapuche y acompañamos la solución pacífica del conflicto por medio de la mesa de diálogo que se abrió el lunes 27 de noviembre, con participación de la Lof Lafken Winkul Mapu y representantes de la Justicia y del Gobierno Nacional, de la APDH y el obispado.

Exigimos al gobierno nacional que deje de criminalizar la lucha mapuche, y retire las fuerzas federales de Patagonia.

¡¡Justicia por Rafael Nahuel!! ¡Justicia por Santiago Maldonado! ¡Desmilitarización de los territorios mapuche! ¡Basta de racismo y desprecio por el pueblo!

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