En el segundo día de la reunión nacional de Socorristas en Red (Feministas que abortamos), el debate circuló por torno a los cuidados que brindamos a las socorridas y al interior de la red, la mirada hacia adelante y el hacer abortero.
Pocas horas después del rechazo en el Senado del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, las socorristas dijimos “Esto no terminó”. Envalentonadxs, lxs antiderechos se animaron a sentenciar “Esto recién empieza”. El anuncio, en un caso, y la amenaza, en otro, necesitan no solo de voluntad sino de mucha organización. A nuestro juego nos llamaron.
“No vamos a volver atrás” fue el acuerdo que se hizo oír en la primera parte de la mañana del segundo día de reunión socorrista. Era importante ponerlo en palabras, decir que de aquí en adelante la única opción es seguir construyendo este feminismo abortero, aunque no hubiera habido dudas de ello. La pregunta giraba en cómo hacerlo, de qué manera seguir tensionando la historia y este contexto que se configura como desfavorable para la decisión de abortar.
La manera de no retroceder es organizar el avance. Lo es en este feminismo que nos tiene acostumbradas a las intervenciones en el espacio público llenas de creatividad, pero que vez tras vez nos sorprende con su aparición. Así damos información sobre aborto seguro mediante nuestras líneas telefónicas públicas, así sistematizamos los datos que surgen de los acompañamientos a cuerpos gestantes que deciden abortar, así también nos paramos en el Congreso a decir que el aborto existe, es cotidiano y que, cuando sucede, no lo frena ninguna normativa.
En el centro de la estrategia socorrista está la imperante necesidad de humanizar el aborto. No más que nunca, sino igual de fuerte que siempre. Ahora, en este momento en el que el feminismo creció, que se difunde y se replica masivamente el deseo de decidir sobre nuestros cuerpas que no es otra cosa que la defensa aguerrida de la corporalidad y de los deseos como arma política.
Sabemos que de ese punto no se vuelve y así fue como quedó plasmado en los afiches que, pegados en el piso, hacían la síntesis de este encuentro: “A la clandestinidad no volvemos más”, “Denunciamos abandono del Estado y Senado”, “A 1920 no volvemos” y “Construimos un feminismo arriesgado”, entre otras ideas que, entendemos, viene a profundizar esta militancia que nos mueve.
Los acuerdos se revisan, se renuevan y se afirman. Pensamos en el hacer en lo que queda de este 2018, en las fechas que conovocan a las mujeres, a las activistas y a las feminista. De la misma manera se piensa en el fortalecimiento de las redes que ya están establecidas con el sistema de salud, las universidades, con América Latina y el Caribe.
Dejamos las marcas de nuestro pensar en nuestros cuadernos, en la sistematización de las tareas y en las agendas planificadoras de lo que queda de este 2018, que a veces da la sensación de haber contenido ya varios años. También de nos llevamos un recuerdo de nuestras compañeras con forma de regalo, lo elegimos, viajó con nosotras varios kilómetros para quedar en las manos de otra socorrista que ahora vuelve a su lugar para seguir apostando al feminismo organizado, cuidado y amoroso.
Somos feministas socorristas y acompañamos a las personas en su decisión de abortar. Dejar de hacerlo no está entre nuestras opciones.
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