El debate por el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) del año 2018 nos encontró a Socorristas en Red (Feministas que abortamos) con el desafío de visibilizar nuestros acompañamientos, de mostrar el conocimiento que fuimos creando a partir de brindar información a  mujeres en diversos puntos del país, de ser una fuente de consulta en medio del debate. Esa fue una gran apuesta política. Las respuestas llegaron de inmediato. Fueron 140 las mujeres que se formaron en la Primera Escuela Socorrista, que puso en marcha La Revuelta Colectiva Feminista en junio pasado, cuando el debate se estaba acercando a la cúspide. Se trató un gran crecimiento para el feminismo socorrista y por eso, muchas de esas mujeres estuvieron presentes en la 4ta Plenaria Patagónica que nos convocó en San Martín de Los Andes.

El crecimiento de las colectivas patagónicas nos encontró en pleno accionar feminista en un año donde fue necesario estar en la calle, en las asambleas, en los pañuelazos, en las universidades, en los medios. Se trató de un momento históricos que, el sábado 16, en el segundo día de plenaria, quisimos entender en la clave de la propia historia de Socorristas en Red. En ronda, la palabra comenzó a circular con los relatos de las primeras charlas que fueron estableciendo las bases sobre las que se iría construyendo y revisando esta red de activistas. Algunas escuchábamos este relato por primera vez, otras aportaban recuerdos, anécdotas, sensaciones. Lo central: el aborto en clave feminista.

Si por un lado, aportamos datos para despenalizar una práctica que toca la esfera cotidiana de los cuerpos gestantes, por el otro entendemos que el sentido feminista del aborto viene con el acompañamiento, «la empatía de los cuerpos», como lo definió Graciela Alonso, integrante de la red. La pregunta es si el Estado con sus formas y con sus métodos de intervención en la vida de las personas es capaz de brindar ese tipo de empatía. La respuesta se encuentra en la necesidad de establecer diálogos constantes y articulaciones dinámicas con el sistema de salud, por ejemplo, que es donde el Estado entiende que debe transitar el aborto como tema o, acaso, como problema.

El aborto pensado desde esta red es uno que propicia la libertad de las mujeres de ser acompañadas por mujeres, disputando la hegemonía médica, escuchando al cuerpo en sus procesos más naturales y construyendo conocimiento a partir de la escucha atenta y sostenida. Son los abortos de calidad los que nos ocupan desde los primeros diálogos fundadores de la red allá por 2010 y que se fueron estableciendo y sistematizando en adelante.

Como política histórica esta red sostuvo la necesidad de hacer una lectura de las experiencias de las mujeres que abortan, fijando la mirada en los datos humanizados y preocupados por encontrar la mejor manera de conocer el mundo de una práctica ancestral, cotidiana y hasta algún momento pensada como secreta.

“Tener datos nos iba a posicionar políticamente, o al menos eso era una intuición en los inicios”, sostuvo en su relato Ruth Zurbriggen, una de las ideólogas de la red. Más adelante, al volver sobre sus palabras confió: “Es importante desarrollar las intuiciones cuando las tenemos”. Hecho que en 2018, iba a quedar demostrado cuando la sistematización de los acompañamientos de Socorristas en Red sirvió de fuente de consulta obligada en el debate del proyecto IVE por su rigurosidad desde 2014 en adelante.

Una vez más nos encontramos las 90 activistas feministas miembros de la red de cara con la historia reciente, esa de la que fuimos parte. Una vez más, en la ronda, en los grupos de trabajo del segundo día de la plenaria se entrecruzaron las articulaciones con el sistema de salud, el crecimiento del activismo socorrista y los desafíos en los días próximos de cara a un nuevo paro el 8 de marzo.