Este domingo 2/10 Brasil elige nuevo presidente y aunque hay 12 candidaturas, la disputa estará entre Lula Da Silva (Partido de los Trabajadores) y Jair Bolsonaro (Partido Liberal, actual mandatario). Movimientos sociales y feministas confían en el triunfo de Lula para retomar el sendero democrático y de derechos que ha devastado la política de derecha y reaccionaria del gobierno actual.
“En Brasil hay 33 millones de personas con hambre, es decir que una persona en cada 4 familias no tiene garantizado el derecho a la alimentación”, describe María Marcelino, de la organización Sempreviva Feminista (SOF) y parte de la Marcha Mundial de las Mujeres (un movimiento feminista anticapitalista), sobre la situación de las mayorías en el país más populoso de Latinoamérica.
Maria Ingresó a la universidad pública a los 32 años, se graduó en historia en la Unifesp gracias al plan de expansión de las universidades públicas durante los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff.
Asegura que desde el golpe a Dilma en 2016 los movimientos sociales se han mantenido movilizados ante la cantidad de retrocesos en materia de derechos que vienen ocurriendo en Brasil. Además, la pandemia afectó considerablemente al país al ser uno de los que contabilizó mayor cantidad de personas muertas por la política que adoptó Bolsonaro de diseminar el virus del Covid y mantener a la gente sin vacunas. “Si gana el Bolsonaro lo podemos garantizar sin ninguna duda es que el hambre se va a ampliar. Seguirá habiendo un saqueo en los bienes públicos, de los servicios, y se mantendrá la destrucción jamás vista de la naturaleza de Brasil. Los territorios de pueblos originarios están amenazados 100%”, sostiene la activista brasileña.
“Los movimientos sociales llegamos muy cansados pero con una gran unidad en torno a Lula”, afirma María. También remarca la campaña de desprestigio y fake news por parte de las empresas de comunicación contra Lula.
“El pueblo trabajador vivió mucho mejor en su gobierno que en cualquier otro, eso no se olvida. La gente comía proteínas, comía bien, tenía empleo, avanzamos en torno a los derechos de las mujeres, derechos laborales de mujeres, mujeres negras, trabajadoras del hogar. En Brasil hay mucho racismo, con Lula las personas negras accedieron al derecho a la educación, por ejemplo”, recuerda María.
En cuanto a las expectativas para este domingo María asegura que de ganar Lula: “podremos respirar, porque nos hace falta el aire, tenemos una perspectiva de ampliación democrática del país porque vivimos en el autoritarismo de ultraderecha reaccionaria. Se abre una puerta al diálogo en la construcción democrática del poder. Es fundamental bajar el discurso dearmas de fuego, y ampliar el acceso a la educación y la democracia”.
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