Diálogos feministas: ¿Qué hacer frente al avance de las derechas?

Por Emiliana Cortona

A las 35 activistas reunidas en Casa Revuelta el sábado 26 de agosto les espera una tarde muy potente: de debate, de charla, de seguir conversaciones que empezaron el día anterior en la visita a la Lof Puel Pvjvy y también en la presentación del libro de “La casa como laboratorio” de Verónica Gago y Luci Cavallero. 

Viajaron desde varios lugares para encontrarse. Hay de Tres Arroyos, de San Nicolás, de Río Ceballos, de Villa Regina, de Bahía Blanca, de Fiske Menuco, de El Hoyo, de Lago Puelo, de El Bolsón, de Comodoro Rivadavia, de CABA, de San Martín de los Andes, de Paraná y también de Plottier y Neuquén. 

Les esperan cuatro horas de reflexiones urgentes, necesarias, intempestivas. Las preguntas que imperan son: ¿Qué hacer frente al avance de las derechas?  ¿Qué estrategias podrían darse frente al resultado de las PASO y al posible escenario que amenaza las conquistas feministas?

Foto: Julia Burton

A la charla la abren Luci Cavallero y Verónica Gago, investigadoras, integrantes del Colectivo Ni una Menos y  autoras de varios libros como: “Una lectura feminista de la deuda” o “La casa como laboratorio”, entre otros. 

“Nos parecía importante primero hacer una caracterización de lo que fue y es este ciclo de los feminismos, populares, disidentes, etc”, arrancó Luci Cavallero, “para entender qué fuimos desestabilizando, cambiando, aportando a la lucha y sobre todo cuáles son los pilares de eso que fuimos consiguiendo, para entender cuál es nuestra tarea en este momento”. 

Rápidamente hizo un racconto de los últimos años de los feminismos en Argentina: 2015 con el Ni Una Menos como resultado de una genealogía de luchas anteriores como lo fueron la de la Educación Sexual Integral, la de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, los 36 años de Encuentros Plurinacionales, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, etc. “Ese 2015 marca un momento de visibilidad, pero nosotras estamos muy en contra de hablar de una espontaneidad. Hay un conjunto de historias, de luchas y de conquistas que fueron generando un movimiento capilar que se formó en las escuelas, que se dio en las universidades, en los barrios populares y que el 2015 fue un momento de visibilidad”. 

Tanto la metodología de organización – a través de asambleas  – y la decisión de llamar al paro internacional son para Luci dos hitos relevantes en la historia de los feminismos en nuestro país. “Para nosotras, el 2015,  también es un momento de salto del feminismo popular donde empezamos a generar discusiones económicas para decir cómo está implicada la violencia machista con las violencias económicas”. Es decir, pensar las implicancias de la deuda fraudulenta con el FMI y nuestra vida cotidiana. “No hay que olvidar”, advierte Cavallero, “que el momento del paro internacional feminista coincide temporalmente con la vuelta del Fondo Monetario Internacional a nuestro país. El momento de mayor masividad de nuestro movimiento, es el momento de mayor intento de recolonización financiera. A mayor cantidad de cuerpos tejiendo en las calles y volviéndose visibles; las finanzas estaban intentando acotar nuestras posibilidades, por ejemplo, de instaurar cambios en la remuneración del trabajo comunitario, en las tareas de cuidado. Eso que estábamos viendo en las calles era confrontado con endeudamiento”. 

Foto: Julia Burton

Después del 2015 llegó la pandemia “veníamos de una especie de alza”, explica Verónica Gago, “de subidón, de marea, de ocupación plena de la calle y de repente la pandemia. Sostener la demanda del aborto en pleno 2020 fue un signo de vitalidad. En la pandemia también disputamos desde nuestro propio lenguaje cómo nombrar la crisis, el tipo de trabajo que hacíamos en las casas, denunciamos qué pasaba dentro de las casas, explicamos cómo nos sostuvieron las redes feministas”. 

Y comparte una anécdota para ejemplificar la época en la que estamos: desde AMMAR, el sindicato de trabajadoras sexuales de Argentina, cuentan que cuando ofrecen alguna actividad recreativa, como por ejemplo un taller, tienen  muy poca convocatoria, pero cuando difunden alguna acción para anotarse, por ejemplo en planes sociales no dan abasto. Y le dicen: “Nos han reubicado en el lugar de asistencia emergencial y queda poco tiempo, poco margen, pocas ganas, de asistir a otras cosas que no sea para resolver la diaria”. “Ahí”, llama a la reflexión Gago, “hay que pensar en la disputa que hay por el tiempo o por el resto anímico, energético. Ahí hay un dato para pensar estrategias”. 

Verónica Gago explica dos características de este ciclo de los feminismos. Ella piensa en dos conceptos: por un lado la masividad, y por el otro, la transversalidad política

Foto: Julia Burton

Respecto a la masividad Gago propone pensar la masividad en un doble sentido: por un lado la fiesta en la calle, las manifestaciones altamente convocantes. Y por el otro, la masividad pensada desde lo capilar, lo que se trabaja todos los días. “No tenemos que pensar sólo la masividad como ese momento público callejero, de visibilidad evidente, sino también pensar en la masividad a nivel de los cambios de la vida cotidiana, de capilaridad de cosas que se van modificando”, explica. 

Respecto a la transversalidad política también propone pensarla en una doble dimensión: por un lado a nivel de la construcción de alianzas y por el otro, a nivel de impacto en distintas formas de la política. “Los feminismos tienen la capacidad de armar en términos de una transversalidad política, es decir, de incorporar y abrir  interlocuciones, con partidos, con sindicatos, con distintas colectivas y espacios y, a la vez,  producir desde ahí un lugar de autonomía. Y la autonomía no hay que pensarla como un “quedarse afuera, quedarse aparte, de cortarse sola», sino de tener la capacidad de armado y de interlocución que nos ha puesto como actrices en el sistema político. Es decir, con una capacidad de intervenir en distintos problemas de la política y también de atravesar los lenguajes de la política”. 

Gago cierra la locución con algunas preguntas para abrir el intercambio: ¿Cómo darnos estrategias sabiendo que las redes están un poco cansadas, que hay crisis económica, que hay una situación de emergencia de cantidad de horas que estamos trabajando y que hace que la disponibilidad de hacer política está en permanente disputa? 

Foto: Julia Burton

Los cuadernos se llenan de anotaciones, los mates circulan y la conversación va tomando cuerpo. A lo largo de los próximos minutos las preguntas serán la constante, las respuestas serán ensayos y el intercambio la clave del encuentro. 

A continuación un breve racconto de las inquietudes, reflexiones que movilizaron a estas feministas, reunidas una tarde de sol con cielo despejado en Casa Revuelta: 

¿Cómo llevamos estas discusiones a los lugares más chicos? Es algo que vengo pensando en estos días. ¿Cómo nos podemos nutrir de organizaciones más grandes para llevar discusiones a territorios más pequeños?

Otra desde su experiencia de socorrista en la Comarca Andina del Paralelo 42 sumó: “¿Cómo llegar a esas personas que no están organizadas? ¿Cómo llegar a esas personas cansadas de la “política”? ¿Cómo llegar a las personas rurales que tenemos cerca en nuestros pueblos?” 

Otra se quedó pensando en lo que  expusieron Verónica Gago y Luci Cavallero y dijo:  “Me surgió pensar si Milei y las nuevas derechas ¿Le responden a los feminismos? Creo que tenemos que salir del cachetazo que nos dio la pandemia (la fragmentación y la individualidad) y las PASO y empezar a pensar si nos creemos la potencia feminista que tenemos. ¿Podemos reinventar nuestra potencia? ¿Los feminismos pueden mostrar que estamos dispuestas a frenar a las derechas que están dispuestas a llevarse puesto todo? Tenemos que volver a pensar desde una imaginación colectiva, que nos muestra propositivas y propositives. 

Foto: Julia Burton

—Todavía hay gente que está paralizada y hay que sacudir.

—No habrá recetas mágicas, nunca las hubo. Hay que agitar más, que eso no implica que en todos lados sea el mismo modelo, sino que hay que pensar situadamente cuál es la mejor estrategia, porque eso  también es lo que nos hace potentes. 

¿Cómo volver a pensar consignas con expectativas de que la revolución viene por los feminismos? ¿Cómo volvemos a tomar ese discurso revolucionario que empuja para adelante? Los feminismos son parte de nuestra potencia, que hay que reactivar para volver a enamorar y contagiar.

—Frente a la impotencia de la clase política en general ¿Qué hacemos? ¿Nos tenemos que hacer cargo de plantear una alternativa? ¿Es nuestra generación la que tiene que pensar en un programa político?

Por mensaje de WhatsApp llega información importante: en Parque Rivadavia, CABA, hay miles de personas reunidas. Están en una asamblea convocada por las legisladoras Ofelia Fernández,  María Bielli y Lucía Cámpora. Otras aprovechan para contar que hay asambleas planificadas en Córdoba y en Rosario.

 

Foto: Julia Burton

¿Cómo hacer una contrapartida a los discursos de la derecha que individualizan desde las redes? ¿Cómo nos organizamos desde este lugar para proponer otro programa? La unificación de las distintas luchas, puede ser un camino. 

—Este momento, es una oportunidad para mostrar que el feminismo es para todo el mundo. Nuestras propuestas, promesas, plataformas, programas son para todas las personas. Hay que salir de cierto gueto paralizante ¿Cómo hacer para mostrar que nuestras propuestas van a beneficiar no solo a mujeres, travestis y trans sino a todes?

Milei es una estafa. Tenemos que hacer hincapié en eso. 

Milei trabaja con las emociones que están a flor de piel, las de la vida cotidiana, con la impotencia, con la humillación que conlleva una sed de venganza. ¿Cómo laburar desde esos enojos? Me parece que esa pregunta nos puede dar la clave para trabajar más allá de las feministas y de les convencides. 

Una cuenta que en Paraná las activistas ya se están organizando. Que hicieron una reunión para intercambiar y que surgieron líneas de acción. 

Foto: Julia Burton

—Para la derecha somos kirchneristas, para el Partido Justicialista somos molestas. Estamos escondidas en la campaña. Y le están encontrando esta vuelta: nos asocian con el gobierno para desacreditarnos, para decir que nuestras propuestas tampoco sirven.

¿Cómo contar que el futuro va a ser peor, pero sin negar que el presente es malo? 

—Estamos también en un momento de contenernos internamente. Se dijo que hubo votación a Milei en comunidades mapuces y tuvimos que desarmar también ese discurso. Desde el feminismo que venimos militando y desde la Confederación Mapuce nos venimos preguntando: ¿Cómo hacemos para que el camino que venimos teniendo tenga la solidez que necesitamos? ¿Cómo sumamos más personas? Porque tenemos que seguir generando adhesión y empatía. ¿Cómo salimos a pellizcar a esa gente?

Foto: Julia Burton

La tarde siguió. Las manzanas, bananas y mandarinas quedaron atrás y aparecieron los budines marmolados para acompañar a los mates renovados. 

En la segunda parte del encuentro lograron sistematizar estrategias y líneas de acción de cara a los próximos meses. Muchas preguntas. Muchos acuerdos sobre la importancia de escuchar y ocupar las calles. Nada que cierre. Animarse a los desafíos que este tiempo impone. 

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