En plena meseta neuquina, entre calles de tierra y largas distancias, funciona la casa Bartolina Sisa, un espacio que brinda refugio a mujeres víctimas de violencia, organiza talleres y actividades recreativas, y por la crisis económica actual desde hace tres meses también es comedor y merendero para las familias de la zona.
Dos banderas violetas flamean en la entrada de la casa, cortan el cielo azul enorme y logran destacarse entre las construcciones bajas. Tienen las inscripciones del FOL (Frente de Organizaciones en Lucha). “Veníamos trabajando la cuestión de género, porque en los barrios populares las mujeres sufren mucho la violencia no solo física, sino también económica, y levantamos esta casa como un lugar donde poder estar contenidas y resguardadas”, cuenta Lilian Larroza, delegada del FOL. Hace aproximadamente un año construyeron la primera parte de la casa con cocina, una habitación y un baño. “Ahí contuvimos a varias mujeres que sufrían violencia y entonces vimos la necesidad de tener un SUM para hacer talleres y actividades”, agrega. Se inauguró a mediados de septiembre “con mucho esfuerzo y con mucho orgullo porque fue construido por nuestras compañeras albañilas”, remarca Lilian.
La casa contiene muchos significados para ellas: es un lugar de contención, fue construida por ellas mismas, ahí trabajan y se reúnen, y además es la muestra de lo que hacen las organizaciones sociales frente a la ausencia del Estado. “A pesar del fuerte ataque por parte de los gobiernos nacional y provincial a las organizaciones sociales, seguimos siendo nosotras las que trabajamos, las que ponemos el pulmón en estos barrios. Estamos demostrando que con mucho esfuerzo se pueden hacer cosas, y que todo lo que conquistamos en la calle, todo lo que nos han dado para invertir lo hemos invertido y lo hemos hecho muy bien”, afirma Lilian. Sobre los ataques se refiere a los allanamientos y violentas detenciones que sufrieron 14 mujeres de organizaciones sociales en julio pasado.
El nombre “Bartolina Sisa” fue debatido entre las integrantes de la organización a propuesta de una mujer oriunda de Bolivia. Lilian recuerda que muchas no conocían la historia de la luchadora aymará que peleó junto a su esposo Tupac Katari contra el imperio español. El 5 de septiembre se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Indígenas, en memoria del día de su ejecución.
Aunque no estaba en los planes originales, por la profunda crisis económica, hace tres meses en la casa funciona de lunes a jueves un comedor y un merendero. Desde el año pasado se han realizado distintos talleres sobre violencia y también sobre salud. Andrea Gutiérrez, también es delegada del FOL y es referente de género en la organización. “Ya se sabe en el barrio que hay talleres”, asegura. El barrio, más conocido como la meseta, es uno de los más alejados del centro, no tiene servicios, tiene problemas -sobre todo en verano- con la provisión de agua potable, hay solamente una cancha de fútbol y una “salita” de salud. Andrea indica que “hay una sola médica y una psicóloga que tiene mucha demanda. Es un lugar que está muy poblado pero no tiene recursos”.
“La idea es hacer ahora algo recreativo como zumba en un horario que las mujeres puedan venir. Es una forma de distracción y que tengan tiempo para ellas. También queremos armar un espacio para las infancias, queremos coordinar las horas de zumba con las de niñez para que tengan donde dejar sus niños”, anuncia Andrea sobre las actividades que están planificando para lo que queda del año. Lilian agrega que la idea es también generar lazos comunitarios: “este espacio está abierto para las compañeras, para las vecinas”.
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