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Los socorrismos también se aprenden

Detrás de cada línea telefónica de las colectivas que integran Socorristas en Red hay activistas feministas, que brindan información y acompañamiento para abortar y que muchas veces son el primer contacto de quienes abortan con socorristas, allí reciben todo tipo de consultas y conectan con una nutrida variedad de experiencias vitales. Construir un oído feminista, una escucha atenta, que brinde amorosidad y tranquilidad es parte de la política de cuidados de esta Red que mantiene su presencia en todo el país.

El 15 de marzo se realizó en la ciudad de Córdoba una jornada de formación política sobre el acompañamiento socorrista centrado en la atención telefónica para la colectiva Hilando Socorros Feministas. El armado del encuentro colaborativo estuvo a cargo de la colectiva feminista La Revuelta, y Azul Alarcón -telefonista en la colectiva de Neuquén- viajó a Córdoba para llevar adelante la jornada de manera presencial. Azul tuvo una primera experiencia de transmitir conocimientos, aunque más técnicos y de forma virtual, el año pasado, para colectivas del norte del país.   

“En Córdoba se generó un espacio de conversación en relación a nuestra escucha, a lo que ofrecemos, a cómo escuchamos. Partimos desde un fragmento del libro Denuncia de Sara Ahmed que habla sobre el oído feminista. Entonces hablamos de cómo se construye un oído feminista, de cómo escuchamos las quejas, que en este contexto están súper presentes. También nos preguntamos ¿Qué nos pasa con eso? ¿Cómo deviene un oído feminista desde una queja? Debatimos mucho sobre cómo podemos construir un oído feminista y una conversación feminista en base a eso”, detalló Azul. La formación no fue solamente para las personas que atienden la línea sino que participaron todas las y les integrantes de la colectiva Hilando. “Estuvieron muy disponibles, miramos nuestro hacer y lo repensamos para poder construir oído feminista tan necesario en estos tiempos. Fue muy interesante la participación de las compañeras que no atienden la línea y que sí son socorristas, porque tomaron dimensión de algunas cosas, conocer algunos funcionamientos y un poco romper esa barrera que hay a veces entre el taller socorrista y la atención telefónica”, agregó Azul.

Natalia atiende la línea pública de Hilando desde hace dos años y participó de la jornada. “De la formación política salió algo muy lindo que fue no solamente qué podemos construir con la queja de la persona que llama a la línea, sino también qué lugar le damos a la queja de la compañera, me pareció muy potente, porque estamos atravesando por tiempos muy difíciles, las compañeras cada vez tienen más trabajo, estamos con más problemas, es un tiempo donde prima el individualismo, y replantearnos esto es reforzar lo colectivo, afianzar esa confianza política que nos tenemos entre nosotras, para poder construir”.

Los abortos son parte de las vidas de las personas, no suceden aisladamente, se conjugan con la realidad actual: la falta de trabajo, las violencias, la crisis económica, las vulneraciones de derechos. “¿Cómo construimos en estos tiempos de odio? Una de las cosas que hablamos es que las personas que llaman no solo llaman por el aborto, aprovechan y hablan de lo mal que están económicamente, de lo saturadas que están y demás. Por eso es fundamental poder brindarles esa escucha donde hay una confianza y un espacio seguro”, puntualizó Natalia. 

El encuentro fue un momento para potenciar la escucha y el oído feminista ante quienes llaman a la línea, y también para mejorar los cuidados de las personas que cumplen la tarea de ser telefonistas. Sobre esto Azul afirmó que “partimos de la base de la sinceridad, porque queremos construir un espacio en el que también haya deseo, y para que haya deseo tenemos que estar cómodas, y creo que todas nos ofrecimos mucho en la disponibilidad para sostener los debates, con el horizonte de mejorar la atención”. Natalia agregó que trabajaron además sobre cómo construir desde lo que no es conveniente o no se desea, en algo propositivo y de aprendizaje. “La formación, la presencia de Azu, para mi fue un recordatorio de que nos sostenemos no solamente dentro de la colectiva sino de que formamos parte de una red, donde podemos tejer este tipo de encuentros que nos retroalimentan”.

La formación fue una oportunidad para trazar genealogías, para poner en palabras el recorrido de cada espacio de atención telefónica, para compartir experiencias. “Más allá de las particularidades que tiene cada territorio nos hizo volver a reafirmar bases políticas profundas. Fue muy potente y nos emocionamos mucho por estar juntas y juntes, por permitirnos incomodarnos y repensarnos”, compartió Azul. Porque esto son los feminismos: activismos callejeros, acciones individuales que se vuelven colectivas, construcciones teóricas y también pedagogías. 

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