Nuevo femicidio en Neuquén: entre el silencio del gobierno y la encerrona culpabilizadora del Poder Judicial

Nuevamente un femicidio en Neuquén, esta vez el crimen se perpetró contra Jessica Scarione el sábado 13 de septiembre. Todo apunta a que fue asesinada por Luis Alberto Espinoza, quién había sido su pareja. Por medios de comunicación sabemos que ella tenía poco más de 30 años, estudiaba en un Centro de Formación Profesional y vivía en la Colonia Rural Nueva Esperanza. Ese territorio de la ciudad que condensa desigualdades de diverso tenor. Una zona donde se pretende instalar una planta de asfalto que es rechazada por la comunidad por cómo esto afectará el aire y la salud de la meseta, y a la par organizan reclamos para que haya más escuelas.

Ante este nuevo femicidio en la provincia, el silencio de funcionarias y funcionarios del Poder Ejecutivo es cuanto menos llamativo. ¿Será que suponen que, si no hablan, no dicen? ¿Cómo es que las autoridades gubernamentales piensan que no les toca hablar? ¿Será porque soplan vientos hacia la re-privatización de las violencias machistas y entonces mejor no hablar de ciertas cosas? ¿Qué planes tendrán para intervenir en el Congreso de la Nación sobre temas tan bastardeados por el gobierno de Javier Milei, como son las violencias por motivos de género?

Detengámonos un momento en la operatoria del Poder Judicial y en particular del Juzgado de Familia. Es que también supimos que emitieron un comunicado para la prensa. (Un texto clasista si los hay).

Primero: Reconocemos que es importante decir lo hecho, transparentar, mostrar, rendir cuentas. En definitiva, son funcionarias y funcionarios del Estado y de un poder por demás privilegiado, vale decirlo.

Segundo: Digamos que todo lo dicho tiene como efecto culpabilizar a la víctima del femicidio y esto es una encerrona sin salida. Todo el texto está atravesado por el barniz de lo técnico, por sobre la complejidad de lo que se trata. Entre otras cosas, escriben: “Un botón antipánico que se negó a retirar” (las negritas son nuestras). ¿Y? ¿Qué se le ofreció a Jessica como contrapartida desde el inicio de sus denuncias? ¿Y antes? ¿Puede el Poder Judicial además de tranquilizarse con la información sobre las medidas cautelares dispuestas preguntarse por qué no alcanzaron? ¿Pueden preguntarse por qué aún con esas medidas el desenlace fue un femicidio? Encerrona en esta rendición de cuentas porque los sentidos que subyacen son: se dejó matar, pudo evitarlo con las medidas cautelares y eligió estar con él de todas formas. ¿Les toca hacerse alguna pregunta sobre los límites de su accionar?

Tercero: ¿Pueden alguna vez poner el foco en el femicida? ¿Pueden explicar desde el Poder Judicial cómo es que sigue prófugo burlándose de toda la sociedad, incluida la fuerza policial? ¿Acaso había registro de que contaba con un arma de fuego? ¿Se investigó esa posibilidad? ¿Qué tipo de controles se definen sobre los varones violentos cuando las Jessicas se acercan a denunciarlos? ¿Qué tipo de medidas para ellos además de prohibiciones de acercamiento? ¿Acaso los varones tienen rondines policiales? ¿Agentes en la puerta de sus casas? ¿Se avisa en sus trabajos -en caso de tenerlos- sobre la denuncia que pesa sobre ellos? ¿Se los cita de inmediato al dispositivo de varones de la provincia para evaluar interdisciplinariamente de qué es capaz? ¿Se ofrece un abordaje integral para desalentar sus actos de violencia y ponerles límites a tiempo?

Cuarto: Está claro que lo hecho hasta acá no alcanza. Que es insuficiente. Más, culpabilizar a quienes son víctimas de las violencias en cualquiera de sus formas, es cuanto menos una canallada cruel, un intento de desacople, un atajo que no le resta responsabilidad a ninguno de los poderes del Estado. A ninguno.

Neuquén, 17 de septiembre de 2025

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