Brenda, Morena, Lara y la julinidad: EL CUERPO ES EL MENSAJE

Por Mónica Reynoso

De los creadores de Neuquinizate y La Neuquinidad, llega la primera temporada de la serie Linda Guacha, con la ministra y candidata Julieta Corroza en el papel estelar.

Ya era tremendo desafío que en el mundo real se pudiera encontrar algo visible, palpable, concebible como referente de la ingeniosa creación lingüística cifrada en el verbo neuquinizar. El nombre de una acción escurridiza, imposible de definir cabalmente pero cuyo destino parecía el de venir a cubrir un vacío, corregir una falta, enmendar, acaso fundar. Neuquinizar, esa flecha dorada lanzada como enigma y apuesta, parecía partir de un punto cero existente en lugar ignoto pero cargado de utopías. Como toda novedad, presentaba cierta dificultad para estrenarlo. Ni qué decir conjugarlo: yo neuquinizo, él neuquiniza, nosotros neuquinizamos, ellas neuquinizan… no obstante, el verbo se hizo invitación (u orden) y saltó del infinitivo al imperativo: neuquinizate. Y triunfó, incluso sumido en el misterio de qué significa y qué tipo de éxitos ofrece a quien acepta neuquinizarse y, por el contrario, qué parte del fracaso les tiene reservado a quienes optan por seguir como estaban, es decir, sin neuquinizarse, quedarse desneuquinizados, inneuquinizadas, aneuquinizades.

No hace falta aclarar que el verbo neuquinizar remite a una palabra mapuce que es nombre de la provincia que habitan neuquinos y no neuquinos y que gobierna desde los `60s del siglo pasado el invencible partido portador del exitoso gentilicio en su sello. Más que portador, el MPN es el dueño de la marca. Pero aunque exitosa, la marca pedía refrescarse. Alguien, un alquimista, mezcló metales pesados y obtuvo el oro, la esencia de la esencia: la neuquinidad. O, mejor, La Neuquinidad.

Es cierto. Se trata de una categoría sociológica infinitamente más vaporosa que el hecho fortuito de haber nacido en Neuquén, que remite a una condición existencial, acaso asimilada a la argentinidad, otra incógnita. Tal vez sea una meta espiritual, un aire de familia. O sencillamente tener domicilio en el territorio delimitado por Chile, Mendoza, La Pampa y Río Negro. ¿Será amar la Confluencia? ¿cantar con Los Berbel? ¿tener una cuenta en el BPN? Qué cosa es la neuquinidad ¿eh?

Como se trata de recursos publicitarios all uso nostro tampoco hay que pedirles exactitud científica ni profundidad filosófica. Pero algún poco de respeto sí, de laburo sí. La inercia donde se viene apolillando la política hace que estas muestras de pereza pasen inadvertidas, sobre todo porque el diario vivir nos demanda desesperadamente. Los minutos, las horas sueltas disponibles para el descanso se dedican a asuntos menos banales que la neuquinidad y el neuquinizarte. Igual, es un buen ejercicio parar un poco, apagar los ruidos y preguntar ¿y esto? ¿de qué estamos hablando cuando hablamos de esto?

La propaganda política raspa el fondo de la olla porque ya está todo dicho, y aunque cuente ahora con la increíble mano de obra de la inteligencia artificial, las buenas ideas están de paro por tiempo indeterminado. No hay ideas ni para módicamente atraer la atención de la audiencia ni para sensatamente pensar plataformas serias con notas de significación que resplandezcan con luz propia: que digan educación, salud, cultura, trabajo, infancia, naturaleza, humanidad, justicia. Esas cosas.

Julieta Corroza es la ungida por el gobernador Rolando Figueroa para “sacar a Oscar Parrilli” del Senado, como entonan los seguidores de la candidata, “una chica de barrio de Plottier”, así descripta. En un spot que circula estos días, ella viene caminando por una vereda hasta que de pronto se descubre a sí misma en un afiche gigante, de esos carísimos que empapelan la ciudad por completo. Se mira un instante en la foto enorme donde comparte visibilidad con el gobernador, que no es candidato pero igual está en la foto, y con otro señor sonriente que sí es candidato. Se detiene actuando sorpresa, vuelve la mirada a la cámara y con picardía lanza una frase: Linda guacha. Y sigue su camino. De fondo, se oyen un poco de cumbia y la voz de un hombre que celebra: jo jo jo. Titulazo a pantalla plena: Linda guacha. ¿Linda guacha?

A Julieta Corroza le tocó un ministerio exhaustivo, de amplios e importantes asuntos. Abarca Desarrollo Humano, Gobiernos Locales y Mujeres. Cada título podría constituir un ministerio, dado el volumen de trabajo que, se presume, es atender problemas de personas concretas, de temas territoriales y, por fin, de mujeres. En este rubro, lo concreto de sus competencias se vuelve gaseoso y, arrastrado por el viento, se dispersa en el aire. Es un ministerio polirrubro al que se añadió como furgón de cola el área Mujeres; una decisión política nítida que la ministra acordó ejecutar cuando asumió.

Para los suyos, la ministra es La Juli y su Instagram de campaña es @julinidad, un maridaje, como se dice ahora, de su nombre y la neuquinidad. ¿No es genial? No, ni tiene que serlo. Sus reels trasmiten cercanía, sencillez, buen humor. Visita pueblos, lugares de trabajo, escuelas, saluda a niños y ancianos, posa para la cámara, sonríe, siempre está activa y optimista.

Nada memorable. Todo dulce, liviano y burbujeante como una Coca Cola. Ella repite los gestos de tantos que la precedieron en las campañas de su partido, sólo que mucho de lo nuevo que aporta está puesto en su aspecto físico, como en el spot de ocho segundos Linda guacha. Podría tomarse como una broma autoinfligida, pero incluso si se disculpa el autoelogio alegando ironía, la serie de reels en @julinidad confirma lo distintivo en su campaña: el cuerpo de una mujer y lo que ese cuerpo suscita. Siguen algunas frases impresas en sus posteos:

. Ella tiene un look

. Los looks de la Juli

. Julinidad como estilo de vida

. La sonrisa que acompaña a toda la provincia

. Cuando se juntan mis dos pasiones. La julinidad y la neuquinidad

. Obsesionados con ella. Es que tiene ese no sé qué que obsesiona

. Julieta representa muchas cosas de todos los habitantes pero fundamentalmente de las mujeres de Neuquén (voz de Figueroa en off)

– Te ves más feliz

– Gracias, estoy defendiendo Neuquén.

En su profusa campaña para sacar a Parrilli del Senado no hay registro, ni discurso, ni mención alguna a la situación real de las mujeres que sufren. Las mujeres castigadas por algún tipo de violencia, como las que desaparecen para aparecer muertas y vejadas, quemadas, ahorcadas. Como las humilladas, las postergadas, las golpeadas por el varón pero también por la pobreza y el olvido de los gobiernos. La etiqueta “narco” recibía desdén y desinterés en la diaria de la política.

Hasta que tres chicas padecieron la ferocidad de los narcos que las torturaron, asesinaron y descuartizaron. Tan breves, con tanta muerte encima, los cuerpos tristes de las pibitas pobres, ataviadas y dispuestas a ganarle a la mierda de vida que les tocó vivir pero no a dejar la vida.

Una crueldad que baja de lo alto, que enseña a odiar.

Todo en vivo por Youtube, para que aprendan.

Queda inaugurado el narcofemicidio. El cuerpo de las mujeres es el mensaje.

¿De su corta historia de pendejas aguerridas se habrán llevado para siempre el piropo ardiente de un chabón que les gustaba y les susurró linda guacha al oído mientras sonaba una cumbia bonita?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *