La Revuelta sonora lanzó cinco nuevos capítulos sobre “Fracking: violencias y resistencias en Vaca Muerta”, en el que abordan conceptos básicos sobre la fractura hidráulica, su impacto ambiental-económico-cultural, las violencias que genera sobre los cuerpos y las resistencias que no aflojan a pesar del paso del tiempo.
Hace 8 años el fracking ingresó a gran escala a nuestro país y en particular a nuestra región, con la firma del pacto Chevron-YPF. Desde ese momento se habilitó el uso de la fractura hidráulica (a pesar de los estudios que indican su alto impacto y contaminación, y de que Chevron tiene la mayor condena ambiental por daños en Ecuador) para extraer hidrocarburos no convencionales.
“Todos los días hay que hablar del extractivismo, porque nos destruye el territorio a diario”, afirma, contundente, Florencia Lezcano, docente en escuelas públicas de Añelo. Sucede que en 2013 fue un tema altamente debatido, tapa de diarios, eje de entrevistas y documentales, pero poco a poco fue perdiendo protagonismo mientras las empresas abren nuevos pozos, generan residuos y grandes ganancias. Las comunidades mapuce, organizaciones ambientalistas, docentes, feministas –entre otres- mantienen la resistencia. “El extractivismo avanza de manera exponencial, todos los días hay nuevos pozos y se profundiza la crisis ambiental, la falta de agua es cotidiana, hay problemas respiratorios”, explica Florencia. El paisaje de Añelo se compone por una ruta que cruza la ciudad, construcciones bajas, camionetas blancas por doquier, un suelo arcilloso y un humo gris a veces invisible. “Cuando está más soleado se nota el humo que hay por el venteo, eso tiene químicos, metano y componentes altamente contaminantes para el aire”, agrega la docente.
El uso del agua y su contaminación es uno de los principales impactos del fracking. “Acá el mayor problema no es la sequía sino el saqueo y el uso que se da del agua. Nos dicen que cuidemos el agua en el consumo domiciliario o en la escuela, pero las empresas utilizan millones de litros diarios”, indica Florencia.
En uno de los capítulos del Podcast se abordan estos impactos en la vida cotidiana. Lorena, werken del lof Campo Maripe ubicado en Fortín Vanguardia, sostiene que han vivido muchos cambios en sus ecosistemas, afectados en la calidad de aire, del agua y del suelo. “Afectó el desarrollo económico de nuestra comunidad, ya que la mayoría se dedica a la crianza de animales, al haber tanto movimiento los animales fueron disminuyendo, morían al caer en las zanjas de los caños. También afectó el alimento que consumen los animales, por la tierra que vuela y queda pegada en los newuenes”, remarca.
Bibiana Verónica Farra es docente y trabaja desde hace 13 años en Añelo. “Hay muchas enfermedades que no se asocian con la contaminación. Niños y niñas con enfermedades renales, cáncer. Nunca se asocia con la contaminación por el fracking. Toman agua que tiene metales pesados, que no se saca con filtro, si se hierve el metal pesado no se diluye. Falta concientizar”, afirma.
En Añelo se corta el agua “cada dos por tres”, ante el fuerte crecimiento poblacional. El costo de vida es muy alto, al estar regido por la industria petrolera. Faltan obras de agua, de gas, de cloacas, de viviendas y de mejoramiento de rutas y calles. Florencia agrega que no hay un control sobre los residuos petroleros ni los accidentes que se generan a diario en los pozos.
“Nos estamos involucrando más masivamente en generar en las aulas un espacio de resistencia. Buscamos aportar desde lo pedagógico cómo miramos el territorio, y poder visualizar que lo que le sucede al territorio nos pasa a nosotros, nosotras y nosotres”, remarca Florencia. Uno de los capítulos de este podcast aborda particularmente la relación entre el extractivismo, lxs cuerpos y las violencias. La antropóloga feminista y mujer mapuche, Melisa Carapán Huarte analiza el impacto del extractivismo petrolero en los cuerpos. “Las violencias extractivistas no distinguen entre sexos ni distinguen otros modos de vivir”, asegura.
Para aportar al trabajo en las escuelas, también las seccionales de ATEN San Martín de los Andes y ATEN Capital, elaboraron una serie de tres podcast a tres meses de la explosión de la Escuela Aguada San Roque, que le costara la vida a Mónica Jara, Nicolás Francés y Nicolás Spinedi. Para la tarea pedagógica de exigir justicia y construir memoria, esgrimen en la difusión de los mismos.
Las resistencias en los territorios, en las calles, en las aulas proponen nuevos sentidos o contrasentidos que se oponen al discurso hegemónico de que el petróleo es la única salida en la tierra de Vaca Muerta. Florencia afirma, igual de contundente que al inicio de la nota: “Podemos soñar otras formas posibles de vivir. El agua no es un recurso sino un bien común. Tiene que haber agua para las huertas, para los animales, agua potable para nuestras vidas, merecemos un aire sin contaminación ni polución constante, merecemos un buen vivir”.
Podes descargar los episodios desde acá o escucharlos en Spotify:
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