“Para terminar con los encubrimientos de los abusos eclesiásticos hay que separar a la Iglesia del Estado”

Julieta Añazco es sobreviviente de abusos durante su niñez por parte del cura Héctor Giménez en La Plata. Hace 10 años fue parte de la fundación de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico. Insiste en la necesidad de separar la Iglesia del Estado como paso fundamental para obtener justicia en las denuncias por estos delitos.

Iglesia y Estado, asuntos separados: en el Congreso ya hay nueve proyectos  en danza

Una década atrás Juan Pablo II se convertía en santo, por obra y gracia del Papa argentino Francisco Bergoglio. Al parecer las denuncias en su contra por haber encubierto abusos eclesiásticos no impidieron la beatificación. En Argentina este hecho derivó en la conformación de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico. “Fue tanta la decepción que decidimos dar un paso más y constituirnos como Red”, cuenta Julieta y recuerda que en 2015 participaron como Red de un encuentro internacional de sobrevivientes de este tipo de abusos. En ese momento expusieron diez causas de Argentina. Julieta remarca que las denuncias contra el cura Grassi allanaron “el camino en esta lucha por la verdad, la reparación y la justicia”.

Julieta es florista en La Plata. “Tengo un hijo y dos hermosos nietos. El nacimiento de mi primer nieto fue el disparador para que yo comience a recordar los abusos sexuales que sufrí en mi infancia”, cuenta sobre su denuncia contra el sacerdote Héctor Ricardo Giménez, quien tiene 4 denuncias penales (1986, 1997, 2013 y 2018). Por la segunda causa fue condenado a 8 años de prisión, pero quedó en libertad por la intervención del Obispado, desde donde aseguraron que se harían cargo de él y de su «buena conducta». El resto de las causas fueron archivadas por prescripción.

“Haber podido denunciar para mí fue un poco sanador, pero al encontrarme con la prescripción fue un golpe que no estaba preparada para recibir, así fue que empezamos a luchar para que se modifique la Ley Piazza y logramos que la ex senadora Sigrid Kunath de Entre Ríos, impulsara la ley de Respeto a los Tiempos de las Víctimas (27.206), pero cuenta con un vacío legal ya que no es retroactiva”, remarca Julieta. Es por esto que también sostiene que los encubrimientos dentro de la Iglesia son el principal obstáculo para acceder a la justicia real. “Para terminar con los encubrimientos  por parte de las cúpulas eclesiásticas y de los poderes gubernamentales hay que separar la Iglesia del Estado, hay que abrir los archivos del Vaticano, que la Justicia pueda juzgar a la Iglesia, porque recordemos que la Iglesia tiene su propio tribunal y se juzgan entre ellos”, destaca.

La falta de justicia y las pocas condenas, hacen aún más relevante el trabajo de las organizaciones de sobrevivientes. Julieta remarca el acompañamiento en la Red de “Sebastián Cuattromo de Flores quien denunció al  hermano Fernando Enrique Picciochi del Colegio Marianista de Caballito; de Osvaldo Ramírez quien denunció al sacerdote Domingo Pacheco de la localidad  de Esquina, Corrientes; de Gabriel Ferrini quien denunció al sacerdote fallecido, Rubén Pardo por los abusos se sucedieron  en la Casa de Formación de la Iglesia Católica, de Berazategui, perteneciente al Obispado de Quilmes; también de madres de la Causa Melo-Pacheco de la Iglesia Virgen del Camino de Mar del Plata”. En muchos casos la visibilización de una denuncia permitió que otros/as sobrevivientes también puedan contar los abusos que sufrieron por parte de sacerdotes o miembros de la Iglesia.

Julieta hace unos años dejó la Red y ahora integra la Organización que se llama Iglesias Sin AbuS@S: “nuestra proyección es abrazar a cualquier sobreviviente sin importar su creencia religiosa y acompañar cada proceso individual, dado que varios de nosotros nos hemos alejado de la institución católica, pero muchos otros siguen perteneciendo a dicha institución”.

 

Si querés denunciar un abuso sexual de este tipo podes comunicarte al mail de la Red de Sobrevivientes sobrevivientesargentina.red@gmail.com o al de Iglesias Sin Abusos iglesia.sin.abusos@gmail.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *