Tuvo su primera edición dando relieve y profundidad al feminismo como modo de vida, de refugio en estos tiempos.
Aye, Caro y Sol. Luces y encuentro planeando con las artistas del debut. Cocinar desde el placer de dar afecto. Cocer puntada a puntada, combinando aprender en colores, colores todos. Ellas así, a(r)maron esta primera apuesta de La Revuelta Cultural, el pasado 27 de junio “como espacio de encuentro para compartir y pasarla bonito (…) más en éstos tiempos, no?. Bueno, Así lo pensamos “, dijo Aye dando la bienvenida.
La Casa Revuelta, luces tenues y cálidas, guitarra acústica, alfombras y almohadones en el piso, también mesas y sillas. Comodidad para risas y abrazos, para todos los gustos.
La primera nota no fue de noticia, de proscripción y desgarro de democracia. No. La primera nota fue musical, fue en escala de sol en guitarra, voz, cuerpa y corazón de Maca Montovi. Entre emociones revueltas, pero no menos serenas, “bebidas espirituosas”, escucha atenta, tarareo suave, cuerpas moviéndose con vaivén sutil, de música, de “La Marea” – Canción de Maca Montovi-.
Romper? No, romper, no. Construir, sí. Construir en aplausos quizás de gracias, quizás de emociones muchas; fórmula infalible – no de papeles, ni digitales, ni de urnas- de acercamiento, de continuidad de esa noche de relato cultural y genealógicamente feminista.
Weway. “Somos We Way, que lindo, que bonito este «Tiny Desk » Revuelta, nos gusta eh”. Pero algo se notó, la energía no arrancó ahí esta vez, en este segundo momento. Semana de Wiñoy Xipantv. Semana de vuelta del sol, a paso de gallo, de celebración con entrega y renovación ancestral. “Kvpam”. Manto, vestimenta de mujer mapuche, marcó el inicio de esos sabores a Sur. “Sur que brilla en la oscuridad, de los caminos que nos llevan a tu lugar, de las pisadas que dejan huellas para encontrar la vida”. Sí, porque en esta tierra, “era mentira que era despoblada, que era un desierto” como susurraron ellas en una de sus canciones.Y sí, claro que sí. Lo que es y fue verdad, esa noche: el manto de refugio en la Casa Revuelta en estas tierras de vientos feministas. Lo que sí, valió y vale, fue esa noche de abrazo con encuentro, sabores, conversaciones, música, afecto político y cultural; vital para estos tiempos. Recargarse desde otros lugares y sentidos de feminismo para resistir, para vivir y seguir en este andar.
Estuvo tremeda. Gracias. Atenta a la próxima, ojalá en breve 🙂
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