Por Elena Egea
“América Latina va a ser toda feminista”, resuena en el imaginario de muchas jóvenes que salieron a gritar a aquel primer “Ni Una Menos”. Isabella Federici Mendes creció en la cresta de la “Marea Verde”. Tenía 10 años cuando conoció a la Colectiva Feminista La Revuelta y 13 cuando en 2018 obtuvo media sanción el proyecto de Ley por la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). “Abajo el patriarcado se va a caer, se va a caer, arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer”, fueron algunas de las consignas que la marcaron y la impulsaron a seguir luchando en estos tiempos de crueldad bajo el gobierno de Javier Milei.
Isabella tiene 20 años y estudia Abogacía en la Universidad Nacional del Comahue. La militancia feminista, estudiantil y la defensa de los derechos humanos la acompañan desde la infancia, atravesaron su adolescencia y resistieron la pandemia. Hoy la llevaron hacia la política universitaria y a postularse como secretaria de Derechos Humanos y Género de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (FaDeCs), dentro del espacio “El Colectivo”, en las elecciones para Centro de Estudiantes este 3, 4 y 5 de noviembre.
“Tenemos muy claro que esta Secretaría es fundamental para promover una universidad libre de violencia, de desigualdades”, remarcó Isabella. Sabe que los muros de la UNCo son fuertes, pero no son impenetrables a la ideología machista y antiderechos que promueve La Libertad Avanza.
A una semana de los comicios legislativos en Argentina y a dos de las elecciones universitarias la acompaña una sensación, un recuerdo no tan lejano de que un mundo más “tierno”, más empático, es posible.
“Me gusta pensar que quizás así de organizadas tengamos ese abrazo colectivo. Tengo muchas ganas de que vuelva aquella marea feminista que nos envolvía en el 2018, que vuelvan aquellas pintadas, los gritos, las canciones, los bailes, que vuelvan esas ganas y esa convicción de cambiarlo todo”, enfatizó.
Isabella nació en La Plata y a los 8 años se vino a vivir a Neuquén con su mamá, Ana Carolina Mendes. Este es su hogar, el lugar donde las dos tejieron redes, el lugar que eligieron para vivir una vida feminista.
“Alrededor de los 10 años conocí el espacio de La Revuelta, conocí la militancia, viví toda mi niñez, por así decir, en La Revuelta, aprendí un montón de cosas y siempre tuve esa ‘chispita’ y ganas de participar”, contó la joven de 20 años. El primer Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias al que fue con su mamá le abrió otra perspectiva. “Fue como una clase de prueba. Fuimos a una asamblea donde se organizaba el 8M y encontré un camino que quería recorrer”, señaló.
Esa fuerte convicción junto con la confianza y la intrepidez que viene con la niñez la llevó a alzar la voz por el aborto legal. “Si me preguntás cuál fue el día más feliz de mi vida me viene un recuerdo de mucha ternura, cuando se hizo la proyección (de la sesión en Diputados por la Ley de IVE) el 13 de junio del 2018 en el gimnasio del Parque Central. Hacía mucho frío esa noche, pero fue muy hermoso. Terminamos de ver el debate en la casa de Gra (Graciela Alonso, referente de La Revuelta fallecida en 2020), con Ruth (Zurbriggen, fundadora de La Revuelta), mi mamá y algunas compañeras. Tengo todos esos recuerdos de Gra saltando, gritando, festejando”, rememoró Isabela sobre la noche en que el aborto obtuvo media sanción.
Aunque en 2018 no se aprobó la Ley, ya que el Senado rechazó la iniciativa, la joven lo recuerda como un año de mucha alegría, de bailes y cantos en las calles, glitter, pañuelos verdes y violetas, pero sobre todo como un año de mucho encuentro. Con el tiempo, mientras Isabella fue creciendo, sus caminos se fueron abriendo, aunque convergían en una causa colectiva: conquistar y defender derechos.
“Fui muy activa en su momento dentro de La Revuelta, siendo muy chica. Y cuando entré al secundario dejé de militar en La Revuelta porque quería comprometerme quizás a un lado más estudiantil. Estuve el primer año del secundario militando, yendo de acá para allá dentro del CPEM 46 de Neuquén”, contó.
La pandemia y el aislamiento social la invitaron a buscar nuevas formas. “Intenté militar a la distancia en la virtualidad. No me gustó, no pude conectar. Recién el año pasado, entrando a la facultad en Roca, empecé a desenvolverme de vuelta, a encontrarme con compañeros, con personas. Veía la necesidad de volver al rumbo. Ahí conocí a “El Colectivo” (frente estudiantil), que es la lista con la que me presento ahora”, señaló Isabella.
La defensa por la universidad pública, atacada por el gobierno de Javier Milei bajo el ahogo presupuestario, es una de las banderas que unió al estudiantado y a la sociedad en una marcha federal. “Creo que el financiamiento universitario nos tocó a todos alguna fibra sensible, porque eso se notó con actividades como las clases públicas, panfleteadas. Salimos todos a marchar por la universidad”, enfatizó Isabella.
Así de a poco comenzó a gestarse su deseo por participar de la política estudiantil y la organización del 8M, este año, la impulsó a concretarlo. Prepararon dos paneles de disertación en los que convocaron a Ruth Zurbriggen y a Rosario Jiménez, socióloga recibida en la UNCo que hizo su tesis de grado sobre el “protocolo de abordaje institucional ante situaciones de violencia sexista en la Universidad Nacional del Comahue”, quien recordó a Graciela Alonso por su ayuda para desarrollar su investigación.
“Me pareció re loco en su momento. En el primer panel me nombraron a una referente que yo aprecié mucho y al día siguiente tenía a Ruth hablándome de cómo luchar contra este gobierno. Fue como si la niña de los 10 años todavía siguiera estando”, comentó Isabella. Ese fue el empujón que necesitaba para postularse a secretaria de Derechos Humanos, junto a su compañero Lucas Vargas.
Sin embargo, el mayor desafío parece ser entusiasmar al estudiantado a participar, mirar por fuera de los libros para involucrarse. La joven observa cierta disgregación y falta de solidaridad ante las problemáticas sociales. “Últimamente la facultad tiene un discurso de que la política no existe, que la política no ayuda. Incluso los mismos estudiantes te dicen: no quiero que me metan política dentro de las de las aulas”, remarcó.
Con actividades de visibilización y trabajando en conjunto con otros organismos, desde “El Colectivo” buscan “activar la participación estudiantil y la conciencia colectiva” dentro de la comunidad. “Asumimos el compromiso, por así decirlo, de mantener viva la memoria de los 30 mil desaparecidos que este gobierno negacionista fomenta eliminar con discursos de odio. Entendemos que defender los derechos humanos es defender la democracia”, enfatizó Isabella.
La estudiante de Abogacía señaló que dentro de la FaDeCs no hay partidos que se identifiquen abiertamente con La Libertad Avanza, sí hay alumnos que han expuesto sus ideas misóginas en clases virtuales. “Entraban usuarios desconocidos a las clases y atacaban a las profesoras”, recordó. Kelly Calvo, docente titular de la cátedra Teoría General del Derecho, fue una de las agraviadas.
Isabella señaló que, aunque aún no han conformado una agrupación, “están apareciendo folletos de la Libertad Avanza en algunas partes cercanas de la facultad. Hay rumores de que están intentando formar un espacio”.
Si bien dentro de “El Colectivo” confluyen distintas ideologías, se alinea con el justicialismo. Algunos integrantes han hecho campaña por la candidata a diputada nacional de Fuerza Patria en Río Negro, Adriana Serquis.
Isabella no se animó a vaticinar un ganador y, aunque aún sigue “analizando” a quién votará el 26 de octubre, supone que se inclinará por Fuerza Patria, pese a las “críticas” que mantiene. Tiene claro que las elecciones para diputados y senadores son fundamentales para ponerle un freno a Javier Milei en el Congreso e impedir que avance en, por ejemplo, la reforma laboral y la quita de derechos de los y las trabajadoras.
A modo personal remarcó: “Las diferencias deben existir, pero me parece que acá estamos todos de acuerdo en quién es el enemigo, con qué nos tenemos que enfrentar y quién es el que está ejerciendo la violencia y fomentando los discursos de odio”.
El 2018 vuelve al discurso de Isabella, puede que como un sentimiento de melancolía o tal vez se presenta como una llama, un destello de esperanza, una sensación de que, si en algún momento las mujeres y las diversidades supieron invadir las calles para conquistar un derecho tan fundamental como el derecho a decidir interrumpir un embarazo no deseado, también pueden volver a gestar la movilización popular para frenar el crecimiento del fascismo en la Argentina.
“Siento como que estamos algo bloqueadas o anonadadas, pero nos falta Luciana Muñoz, nos falta Azul Semeñenko. Nos están haciendo desaparecer, nos están matando. Y ante este mundo tan cruel me parece que la respuesta es tejer redes de cuidado para una pronta revolución”, confió Isabella.
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