Por Elena Egea.-
Miles marcharon por las calles de Corrientes en el 38 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries, realizado el pasado 22, 23 y 24 de noviembre.
Entre las pelucas fucsias que usan en Socorristas en Red en la marcha de cierre, resalta una imagen: una niña sobre la espalda de su mamá, ambas sonriendo. Catalina y Andina cantan y bailan al ritmo de “somos las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar”, la canción favorita de Mora. Las tres atesoran ese recuerdo, vivir su primer Encuentro Plurinacional juntas, en familia.
Catalina Álamo tiene 28 años y estudia Trabajo Social en la Universidad Nacional del Comahue. Siempre había querido ir a un Encuentro Plurinacional de Mujeres, pero por “cosas de la vida” no se había dado. Hasta que en 2025 se dio a lo grande. Viajó 1.875 kilómetros con Andina, su hija de tres años y Mora, de 15 años, la hija de su actual pareja.
Fueron en el colectivo que organizó La Revuelta. Ayelén fue quien le propuso a Catalina sumarse con la colectiva. Tenían todo listo, transporte, hospedaje y propuestas de algunas actividades. La estructura detrás de la Colectiva Feminista le dio la tranquilidad de que todo saldría bien. “Eso me terminó de convencer”, comentó, aunque reconoció que le generó dudas hacer un recorrido tan largo, de casi 27 horas, con Andina.
“Mi preocupación era esa, ir con una infancia tan chiquita y cómo afectaría al grupo. Una niña de tres años puedes llorar, puede hacer algún berrinche”, señaló. Sin embargo, eso uno fue un obstáculo. Una vez más, les niñes desarman lo que para las personas adultas puede parecer un problema. “Se bancó el viaje hasta mejor que yo”, añadió Catalina.
Al llegar, sintieron que cada hora invertida en el trayecto valió la pena. Ni Catalina, ni Andina, ni Mora conocían Corrientes. La ciudad las recibió con un calor intenso y cierta energía que se transmite en los Encuentros: esa sensación de hermandad cómplice que se percibe en las calles, en medio de abrazos, de besos, de ferias, de pañuelos en las mochilas, de asambleas, de conversaciones improvisadas o no en plazas y bares.
La marcha de cierre, un momento esperado
El domingo 23 llegó el día de la marcha de cierre. En conversación con La Revuelta, y al recordar ese momento en particular, Catalina no pudo evitar llorar. La invadió una “energía” arrolladora que la acompañó de regreso a Neuquén, la “fuerza” que necesitaba para cerrar un año tan difícil y de ataque a las mujeres y disidencias sexuales y de género por parte del gobierno de Javier Milei y el proyecto de la Libertad Avanza.
“Era un desborde de sentirme acompañada por pares, éramos muchas y éramos todas. Sentir la energía de que estábamos todas en la misma, todas con un propósito y con una fuerza increíble. Fue súper movilizante no solo el momento de las marchas (también estuvo la marcha contra los travesticidios y transfemicidios el sábado), sino también cuando te cruzabas con compañeras en las plazas o en las escuelas. Era esa felicidad de sabernos encontradas en estos tiempos tan violentos, compartir una mirada, una sonrisa», relató Catalina.
Para Mora también muy especial marchar por Corrientes. Se vio sumergida en una experiencia colectiva única, contagiada por la alegría y la pasión de otras y otres, con los cánticos que resonaban y las luces de las bengalas que iluminaban el camino. La marcha fue un momento de expresión, de fortaleza y de unidad entre compañeras y compañeres, sobre todo, de afectos en familia. “Nunca habíamos hecho algo así las tres juntas”, resaltó. Sin duda será un momento que dejará una huella de lucha en su adolescencia.
«Fue muy lindo. A mí me encanta ir a todas las marchas. Siempre voy acá a las de Neuquén, pero esta fue increíble. Había muchas, muchas chicas. Se sentía una energía muy especial. Estar ahí cantando, gritando, estuvo muy bueno», remarcó Mora.
“¿Cómo la pasaste en Corrientes?”, le preguntó Catalina a Andina. “Bien”, contestó la niña de tres años. Desde que se subió al colectivo de La Revuelta se adueñó de la escena. “Se conoció a toda, a todo el colectivo. Fue charlando y haciendo sociales con las 57”, contó la joven mamá de 28 años.
Durante la conversación con su mamá, Andina comentó que le gustaría volver a un Encuentro Plurinacional de Mujeres. Las tres se quedaron con la sensación de que este sería el primero de muchos encuentros.
Mora y su encuentro con La Revuelta Adolescente
En el colectivo viajaron adolescentes y jóvenes que forman parte de la colectiva La Revuelta. Las largas horas de viaje le dieron a Mora la posibilidad de ir conociéndolas, entre conversaciones que iban y venían. “Son todas re copadas”, comentó.
Lo vivido en Corrientes, compartir el hostel, las cenas, la festi-torta, las marchas, abrieron la posibilidad de que en el viaje de regreso Mora ya fuera en el sector del colectivo con el grupo de jóvenes. “Me ofrecieron sentarme con ellas y dije que sí. Estuvo muy bueno”, señaló.
Mora comentó que encontró un espacio en el que se siente libre de expresar, de abordar temas feministas y exponer sus pensamientos. Mencionó que no siempre logra hacerlo con sus amigas y amigos de la escuela. “Me gusta que compartimos bastantes opiniones de todo. En mi grupo no puedo hablar de las cosas que hablo con ellas”, agregó.
Espera que en el próximo Encuentro, que el año que viene será en Córdoba, también puedan ir juntas e integrar a una de sus amigas con quien suele ir a las marchas en Neuquén. Reflexionó que los feminismos le allanaron el camino a su generación para poder vivir una adolescencia más libre, pero sostuvo que aún quedan barreras por derribar: “Muchas de las personas que conozco están muy cerradas a todas estas ideas y tienen opiniones súper machistas”.
Córdoba, el próximo destino del Plurinacional en 2026
Ya de regreso, a Catalina la recorre una sensación: este es el primer Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries al que pudo viajar y está segura de que se vienen muchos más. “Tenía esa deuda pendiente conmigo misma. Siempre, por algún motivo o por otro, no iba. Este año siento que se abrió una puerta. A partir de ahora no la puedo cerrar. Yo sé que el año que viene voy a ir al Encuentro de Córdoba y al otro, a donde sea”, aseguró.
Para Catalina vivirlo junto con Andina y con Mora fue trascendental, aunque también le gustaría experimentar un Encuentro un poco más liviana, sin la responsabilidad que implica cuidar a una niña tan pequeña como es Andina. “Claramente fue una experiencia hermosa ir con mi hija, pero me gustaría también vivir la experiencia sola. Una sola se arregla más fácil”, comentó.
Además, en un contexto de creciente represión, como se vive bajo el gobierno de Javier Milei, está latente el miedo al ataque de la policía. “Creo que a Córdoba sí la llevaría, pero si fuera en Buenos Aires, por ejemplo, como tengo entendido que se está intentando hacer hace varios encuentros, iría sola por una cuestión de seguridad”, remarcó.
Este Encuentro le amplió la perspectiva, una mirada que buscará implementar en su preparación como futura trabajadora social. “En esta era del individualismo y del sálvese quien pueda, crear con otras y otros es mucho más valioso, todo se disfruta más cuando es compartido”, enfatizó.
Su vocación de contribuir al cambio social se amplificó con los días vividos en Corrientes. «A mí lo que más me resuena es la potencia de lo colectivo», reflexionó Catalina.
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