A cinco años de Ley de aborto en Argentina: ¿Qué cuidan activistas socorristas cuando cuidan la Ley?

Por Emiliana Cortona.-

Tres feministas socorristas, integrantes de la Colectiva La Revuelta en Neuquén, debaten e intercambian ideas. Comparten lo que para ellas significa cuidar la ley más luchada y exigida de la historia argentina: la Ley de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo de Argentina.

Foto: Archivo La Revuelta- 30-12-20 en Neuquén.

A cinco años de su sanción, en un contexto en el que el gobierno nacional desfinanció las políticas de salud sexual y reproductiva, cerró el Plan ENIA -que buscaba reducir el embarazo adolescente-  y suspendió la provisión de misoprostol y mifepristona a las provincias, las feministas reafirman su compromiso con quienes deciden abortar, con la Ley y con el activismo.

Nadia Mamani, Belén Grosso y Yanina Torruella son acompañantes de las decisiones de abortar, además de activar en La Revuelta son parte de Socorristas en Red. Belén y Nadia son maestras, se recibieron en el Instituto de Formación Docente Nro 12 de Neuquén y son activas militantes por la ESI en las escuelas. Yanina estudia sociología en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Comahue, nació en Bahía Blanca pero su corazón es patagónico. 

Las tres piensan en voz alta y comparten sus ideas: ¿Qué cuidan cuando cuidan la Ley?

Cuidar es acompañar

—Cuidar la Ley de aborto —empieza Nadia — es proteger todo aquello que sostenemos cada vez que acompañamos a alguien que decide abortar. Es un «no estás sola» que se volvió derecho. Es también cuidar lo que pasa en esos encuentros íntimos, a veces grupales, a veces individuales, donde se animan a contar sobre su decisión, temores, alivios sobre lo que necesitan en ese momento. Cuidar la Ley en este sentido es poner en juego la política de cuidados, alentada por la ética feminista, que siempre es colectiva. Acompañar como gesto político amoroso que busca ampliar las posibilidades de una vida elegida y que implica ofrecer sostenes que ayudan a que la decisión tomada no se desaliente y que se viva con dignidad, con libertad, sin vergüenza y sin miedo.

—Cuidar la Ley —se suma Belén— es responderle a una compañera cuando tiene dudas sobre alguna cosa vinculada al uso de la medicación o algún síntoma de alguna persona que está abortando. Cuidar la Ley es estar disponible y estar dispuesta a responder mensajes a horas y a deshoras. También es tejer redes con personal de salud.

—Cuando nosotras acompañamos a las personas que deciden abortar —dice Yanina— pensamos en espacios para sostener, para estar ahí disponibles, atentas, para espantar miedos, para tener más información, para que estas personas se sientan tranquilas, seguras. Cuando nos encontramos con esas personas no nos conocemos pero lo que aparece ahí es la confianza en que es mejor estar juntas, en que es mejor transitarlo juntas. Y eso es profundamente conmovedor. Más en un contexto donde lo que se fomenta es la individualidad; donde se fomenta que tu interés particular es lo que te va a llevar más lejos, o más rápido, donde se fomenta la soledad. 

—Cuando cuidamos la Ley —suma Nadia— también estamos cuidando decisiones. Decisiones de personas que llegan con diferentes historias, cargadas de dudas, de urgencias, deseos. Y cuando acompañamos, confiamos en esas personas y siempre decimos que es importante recordar la premisa de que quien aborta es protagonista y dueña de todo ese proceso. Cuando cuidamos la Ley también cuidamos a quienes deciden abortar porque creamos caminos allanando laberintos burocráticos, tratando de esquivar los ceños fruncidos, los comentarios fuera de lugar, las violencias que a veces suceden institucionalmente, que buscan disciplinar. Acompañar para nosotras también es repasar las indicaciones, es responder preguntas, sugerir profesionales amigables, es estar pendiente. Es transmitirle a esa persona que lo que le está pasando nos importa y nos mueve a acompañar.

—Creo que cuidar la Ley también es —reflexiona Belén — cuidar a las niñeces, es cuidar a las adolescentes y es un poco desalentarles también la maternidad. Es poder mostrarles que el tiempo de la adolescencia es un tiempo complejo, que la decisión de abortar puede ser también una decisión dentro de las muchas que tienen que ir tomando.

Cuidar es trabajar para que la Ley se cumpla

Foto: Archivo La Revuelta- 30-12 -20 en Neuquén

—Cuidarla es darla a conocer —dice Belén —. Es hacer que la letra difícil de una ley sea sencilla para todo el mundo, es hacerla de lectura fácil para que se conozca y para que más personas puedan acceder a su derecho.

—Cuidamos que se cumpla —dice Nadia — porque la Ley en sí misma es letra muerta si no hacemos que viva en las instituciones, que se difunda en la sociedad. La Ley es un piso de posibilidades. Cuidar la Ley es reclamar, es insistir, es acompañar a resolver obstáculos, es exigir que el derecho se garantice en los tiempos que corresponden, sin malos tratos y con buenas prácticas.

—Cuidamos la Ley cuando —sigue Belén — hablamos de aborto en voz alta, en las radios, en las mesas familiares, en la escuela. Cuidamos la Ley cando damos talleres de aborto seguro con medicación en las escuelas. Cuidamos la Ley cuando le contamos a nuestra compañera de la escuela que somos activistas feministas y acompañantes de aborto. Cuidamos la Ley cuando tenemos un pañuelo verde atado en la mochila, sobre todo en este tiempo tan cruel.

Cuidar es sostener y expandir los feminismos

Foto: Archivo La Revuelta- 30-12 -20 en Neuquén

—Cuidar la Ley  —dice Yanina— es cuidar lo que logramos colectivamente. Es un ejercicio de memoria feminista permanente.

—En estos tiempos que corren —sigue Belén— hacer movimiento, construir feminismo, construir comunidad, es también cuidar la Ley de aborto.

—Acompañar conmueve, duele, moviliza —suma Nadia — y en eso que nos va sucediendo necesitamos sostenernos entre nosotras y nosotres para sostener esos acompañamientos. En especial en estos tiempos tan adversos de políticas de crueldad y  de discursos de odio. Cuando cuidamos la Ley cuidamos también los activismos, nos cuidamos.

—Cuidar la Ley en este tiempo —comparte Belén —es seguir tramando feminismos, seguir armando movimiento, es estar conectadas, conectades, es estar en alerta, es estar disponible.

—Cuidar la Ley de aborto —sigue Nadia — es cuidar un camino recorrido que venimos haciendo después del retorno de la democracia como movimiento feminista, travafeminista y transfeminista. Pienso en el fallo FAL – hito de la Corte Suprema argentina de 2012 que estableció como debía interpretarse el aborto producto de una violación a la luz de tratados internacionales – en la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, en los debates para conseguir la Ley en 2018 y en 2020, en el Colectivo Lesbianas y Feministas que sostuvieron líneas telefónicas de información de aborto y que lanzaron un libro sobre cómo usar pastillas para abortar, sobre las decisiones que fuimos tomando como activistas socorristas acompañantes de abortos, en las cátedras libres de abortos, en los vínculos creativos con profesionales del sistema de salud. Creo que todo ese trabajo de historia, de recorrido, de memoria es lo que hizo posible que tengamos la Ley de aborto y que esa Ley haya sido la más colectivamente luchada en nuestro país.

—Cuidar la Ley —sintetiza Belén — es cuidarnos a nosotras mismas de manera personal y de manera colectiva.

—Cuidar la Ley —cierra Yanina — es insistir en lo comunitario, es recordarnos que juntas es mejor, es recordarnos que es más amorosa la vida cuando encontramos personas que nos acompañan. Y que cada vez que nos encontramos lo que estamos diciendo es: «me importa lo que te pasa, nos importa lo que nos pasa». 

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