Me tocaron la vida. Soy una socorrida más (1)

El primer fin de semana de abril de 2015 se realizó la cuarta plenaria de «Socorristas en Red, feministas que abortamos». Tuvo lugar en Agua de Oro, provincia de Córdoba y participaron cien socorristas de todo el país y también de Brasil, Ecuador y Suecia.

Cuarta plenaria de Socorristas en Red. 2015.
Cuarta plenaria de Socorristas en Red. 2015.

Plenaria Socorrista – Córdoba 2015
Belén Grosso. Maestra revuelta abortera.

El otoño puede traer algunas melancolías. Podemos oler, junto al aire que enfría nuestras narices, un país cargado de injusticias machistas y mirar con los ojos entornados, el atardecer que nos roba horas de luz para seguir andando… Pero nos trae, también, más abrigos. El otoño nos trajo bajo sus hojas livianas y amarillas, la 4ta plenaria socorrista.

Después de 17 horas de largo camino, pero no por ello poco interesante, llegamos a Agua de Oro, Córdoba; allí nos esperaba el laboratorio de prácticas socorristas. Todo estaba oscuro pero alcanzamos a ver banderines de colores que nos daban la bienvenida y una compañera cordobesa que nos esperaba con un abrazo para indicarnos en qué habitaciones dejaríamos nuestros petates y dormiríamos unas horas.

Sabíamos que allí, dejaríamos de ser unas, para ser otras, con otras y desde otras. Sabíamos del desafío que nos esperaba. Algo así como aprender a leer en clave feminista entre muchas grupas de lo largo y ancho de este país… Y también con la responsabilidad de compartir lo que hacemos con compañeras de otros países. Estaban presentes Brasil, Ecuador y Suecia. Éramos 100 socorristas reunidas. 100 socorristas discutiendo a viva voz nuestras prácticas de acompañamientos. 100 socorristas pergeñando una vida distinta, atrevida, de filo, de borde, de abismo…

El otoño renueva la vida y allí nos encontrábamos. Como si supiéramos que nuestros cuerpos tienen algo de otoño… Tres intensos días discutiendo genealogías, feminismos, sororidades, affidamentos y afectividades, entre otras cosas. Dejando ahí parte de nosotras y alimentándonos de lo que allí circulaba. Tocándonos la vida.

Estoy convencida que el desarrollo del Socorrismo genera otros feminismos; ¿pero qué feminismos estamos haciendo? Me hago esta pregunta y no puedo dejar de sentir que es uno que humaniza los abortos, uno que se refleja en las genealogías, uno que piensa qué hay detrás de cada aborto, uno que es intergeneracional, desafiante, audaz, precioso, deseoso y sororo.

Ser socorrista es revolucionar sentidos y quizá inventarlos cada vez que ponemos el cuerpo y junto a él, la mirada, la sensibilidad, la orquesta de afectividad… La subversión de las miradas y las pedagogías. Las palabras que sienten, nos sacuden y que también nos acobijan cada vez que necesitamos ser socorridas.

Ser socorristas es la búsqueda implacable del goce en todo lo que hacemos. Delinear y creernos que es posible una vida en grito de guerra contra toda injusticia. Una vida activista llena de pequeños momentos espasmódicos. Una vida en explosión y expansión constante. Una vida hecha vidas.

Ser socorrista es abortar los miedos que nos imponen como así también los mandatos que insisten en hacerse carne. Es abortar las prácticas heteronormativas, los prejuicios y el pensamiento único. Es abortar pensamientos arraigados, los silencios que de vez en cuando nos invaden y dejar salir de nuestras bocas, como si fuera una cascada, la constante e incasable insistencia en que abortar es para nosotras un acto digno.

La Plenaria renueva energías como así también nos abraza en nuevos desafíos. Somos, por sobre todo desobedientes. Guerreras. Elocuentes. Imaginativas. Devenimos en alegrías y en prácticas felices que pincelan nuestro andar.

A veces pienso todas las veces que las socorristas somos socorridas. Y no dejo de imaginar de alguna manera un amor líquido que nos penetra pero que a la vez no deja de ser lo suficientemente sólido para sostener nuestro ser.

Politizamos nuestro amor, nuestra amistad. Politizamos nuestro paso socorrista y junto a ello un grito desesperado por seguir siendo lo que estamos siendo. Así toda connotación se vuelve felizmente positiva y las pasiones brotan y rebrotan a borbotones.
El otoño puede traer algunas melancolías o puede traer también, más abrigos… sí, más abrigos…

(1) Palabras de Stefy, compañera de Ecuador.

Notas recomendadas:

-Socorristas en Red: abortando hermanadas

 

3 thoughts on “Me tocaron la vida. Soy una socorrida más (1)”

  1. Estimadas socorristas, no conozco personalmente a ninguna de Uds., si bien se de lo que hacen y de lo importante que es para las mujeres que Uds. estén. Soy Médica General de Jujuy, Argentina. Este es el primer contacto y se que habrá muchos mas y que, a partir de aqui, se abre otro camino en mi profesión, de acompañar a las mujeres en parte de este proceso del ejercicio libre de la sexualidad
    Un abrazo
    Elena Meyer,

  2. Que gran corazón tienen para poder luchar contra la desigualdad, la injusticia, el miedo, por el tiempo y lo que implica involucrarse con la causa, gracias mujeres!

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