En medio de mar de subjetividades y de expresiones diversas, es que nadan los discursos sobre las mujeres, trans, travestis y los géneros que no se conforman con un solo escaparate. Esquivan, surcan y transgreden los mensajes violentos de la televisión, la publicidad y los diarios que las nombra con horror, con brutalidad y desde una visión encadenada históricamente al machismo y a la heteronormatividad.
Por Sara Aedo para La Colectiva Feminista La Revuelta
Como contrapoder surgen relatos en plataformas transmediáticas que son la caja de resonancia de las identidades que no tienen aire en las grandes pantallas. Atentas a estos emergentes, se conforma Manifiesta, una cooperativa de comunicación feminista que elabora relatos audiovisuales desde la construcción colectiva y que el martes llegaron al Alto Valle para dictar el Taller de comunicación con perspectiva de género.
Julieta Zárate y Violeta Arzamendia, son parte de Manifiesta y sostienen como leitmotiv la disputa de la masividad de los discursos de género. Cineasta y montajista, respectivamente, presentaron sus producciones audiovisuales ante un auditorio de más de 150 personas y abrieron el debate sobre géneros, perspectivas y formas de dar sentido a los mensajes mediáticos.
La idea de lo colaborativo circuló incansablemente a lo largo de las cuatro horas de taller. Para Manifiesta, hay una transformación en el paradigma de la comunicación y apunta a ser colectiva, horizontal y diversa. ¿Cómo disputar la masividad en los medios de comunicación hegemónicos, esos que tienen todos los discursos y todo el espectro comunicacional a su disposición para construir relatos que serán repetidos en otros medios, en las redes sociales, en lo interpersonal? De igual a igual, responden.
“Usamos las herramientas, la estética de los grandes medios para contar el mundo desde nuestros puntos de vista, desde un lugar de empoderamiento, no de victimización”, sostuvo Julia. El nuevo paradigma propone mirar de cerca a ese gran monstruo que es el monopolio de medios y de recursos económicos para deconstruir esas estrategias de alcance masivo y volver a armarlas con un sentido mucho más amplio e integrador.
Si la unión hace la fuerza, lo colaborativo hace a la comunicación. El uso de redes sociales y de dispositivos tecnológicos, hoy masificados como los smartphones, abre el juego a contar lo que sucede en tiempo real y a través de múltiples ángulos. Así fue como se planteó Manifiesta la cobertura del 8M en el marco del Paro Internacional de Mujeres, y el 24 de Marzo: unieron fotografía, video y texto con un sistema de postas. El objetivo fue poner a disposición herramientas para que aquello de “dar la voz” no quede en un acto de acceso jerárquico, sino en una ampliación del espectro de voces a través de soportes tecnológicos.
Para las Manifiesta, este es el mejor momento para dar visibilidad a la lucha de las mujeres mediante la concreción de redes de comunicación en todo el país. “Estamos emergiendo somos una masa crítica que estamos diputando terrenos”, afirmó Violeta, quien sostiene que contar lo que nos pasa es una forma de “ponerle el cuerpo a la lucha feminista y demostrar que no tenemos miedo”.
La meta es ganar presencia en la agenda mediática sin el arbitraje unilateral de la mirada patriarcal y binaria, es copar terreno de lo simbólico con el nuevo rol de la comunicación colaborativa. De nuestro lado, sostienen las talleristas, “está la creatividad y visión crítica que va transformándose con cada experiencia, con cada nuevo desborde de realidad y cada vez que desde lo colectivo nos organizamos para hacer oír nuestra voz”.
Aunque estaba prevista una segunda jornada de taller en Fiske Menuco/ General Roca, la actividad se transformó en una transmisión en vivo de los reclamos de cinco trabajadoras de limpieza la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, de la Universidad Nacional del Comahue.
El reclamo es por el pase a planta permanente a través de contratación directa, después de ser despedidas por la empresa que prestaba el servicio de manera tercerizada y de la disolución de una cooperativa de trabajo.
Desde hace 11 días las trabajadoras y una parte del sector estudiantil llevan adelante una toma pacífica del decanato. Sin embargo, ayer se presentaron dos policías vestidos de civil para notificarlas sobre una orden judicial que dictaminó el desalojo, no sin antes exigir datos de las trabajadoras e intentar fotografiar la toma.
Tanto las organizadoras del encuentro como las talleristas, optaron por no permanecer ajenas ante la vulneración de derecho de las compañeras y decidieron usar las plataformas de Facebook e Instagram para realizar transmisiones en vivo del reclamo de las trabajadoras y reprogramar el taller para Mayo.
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