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Sobre la Jornada de presentación de la obra teatral Soy Pecadora y del servicio TeA

Alentadxs para seguir actuando en socorrismos articulados




“Un centro de salud con puertas abiertas, con oídos escuchantes, para poder acompañar”
“Estoy dando algo de lo que yo sé y puedo aportarle a esta mujer”
“Se ha ido creciendo de una manera más solidaria que institucional”
“Hablar de esto hace dos años en la facultad hubiera sido impensable”
“No dejar esto oculto y clandestino que es lo que más mata…”


Miércoles 22 de agosto. Son casi las 11.30 de la mañana. Llegamos con el elenco de trabajo de la obra teatral Soy Pecadora, del Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA) al Centro de Salud de San Lorenzo Norte. Más concretamente al salón comunitario de jubiladas/os del barrio, espacio físico que alberga a trabajadoras y trabajadores de salud de ese centro, mientras se llevan adelante las tareas de refacciones y ampliaciones en el edificio sanitario.


La disposición de las sillas anticipaba cuál sería el improvisado escenario. La zona del café estaba también preparada, buen recurso para el momento de distención que tanta falta nos hizo luego de presenciar Soy Pecadora.


Desde que llegamos se produjo un ir y venir incesante. Despliegue de luces, sonido, cables, valijas, cuadros, estampitas, telas para oscurecer el lugar. Un clima de andar como en casa, aunque era la primera vez que las revueltas articulábamos una actividad con personal de ese centro de salud. Por momentos se confundían los roles: las actrices, la directora, la iluminadora, el chofer de la traffic del IUPA, la directora del centro de salud, el enfermero que nos ofrecía mates, el residente que nervioso como nosotras observaba el despliegue y nos interrogaba sobre qué hacer. ¿Alguien tiene una tijera? ¿Dónde puedo enchufar? ¿Hay una zapatilla para que nos presten? ¿Ahí nos cambiamos? ¿Quién quiere un mate? Ya llega la gente ¿qué hacemos? ¿Probamos sonido? ¿Pueden esperar afuera? ¿Dónde armamos la mesa con materiales? ¿Quién va a sacar las fotos? Ya pueden hacer entrar a la gente…


La función comenzó antes. En el mes de junio, aquel día que en un encuentro no planificado, nos encontramos en el mismo espacio físico conversando sobre los acompañamientos de Socorro Rosa y las necesidades de ponernos rostros a los llamados telefónicos que habían ocurrido. Un tipo de articulaciones ya se había dado. Más individual, menos pública, la existencia de esa línea un poco difusa que se va forjando en el convencimiento de la necesidad de hacer valer y garantizar derechos, es palpable.


Siguió otro día de julio cuando dos revueltas fuimos a proponer la presentación de Soy Pecadora y pusimos fecha con Araceli, la directora del Centro de Salud. De allí en más: manos a la obra. Es que las mujeres no esperan, actúan sus decisiones en la realidad de la clandestinidad y con ello muchas veces arriesgan su salud y su vida. Lo sabemos. Para evitar prácticas inseguras, para construir(nos) más argumentaciones, para reflexionar sobre los límites de los programas de salud sexual y reproductiva, para seguir mostrando que los trabajos colectivos y solidarios son necesarios y posibles, para coordinar acciones con profesionales y personal de salud pública amigable de ésta y otras causas justas, personal que algo actúa desde su lugar de trabajo, que no transa con la medicina como mercancía ni con el aborto clandestino como negocio… que sigue forjando un hacer asentado “lo importante como centro de salud es tomar la decisión de ser un centro de salud con puertas abiertas, con oídos escuchantes, para poder acompañar”, tal expresara la compañera Araceli Cárdenas durante el cierre de la actividad, es que se proyectó la Jornada Teatral para debatir sobre el Derecho al Aborto Legal.


Jornada en la que también se presentó el servicio de Control, Consejería y Anticoncepción Post-Aborto: TeA (Te Acompañamos) que funciona en el Hospital Regional Castro Rendón desde el mes de abril del presente año, a instancias del trabajo sostenido y comprometido por la directora del Servicio de Ginecología, Gabriela Luchetti.


TeA como su nombre lo indica pretende acompañar a esas mujeres que habiendo transitado por un aborto clandestino, necesitan controles médicos y acceder a métodos anticonceptivos adecuados para ese momento de sus vidas. Explicaba una de las jóvenes médicas que forma parte de TeA: “Nosotras no nos ponemos a juzgar lo que hizo, por qué lo hizo, nosotras sentimos que toda persona tiene derecho a un control de salud y es básicamente eso, ir a un control de salud y ofrecer eso. Y la mujer que ha tenido que atravesar una situación de aborto, seguramente no ha sido la situación más feliz de su vida, no nos vamos a poner en jueces de nadie, y lo que queremos nosotros es ofrecerles el control, cómo seguimos, y sobre todo la anticoncepción. Hablar de todos los métodos anticonceptivos, qué es lo que le inspiran, le quedan dudas, no le quedan dudas, por qué éste sí, por qué éste no, no ser absolutistas con ninguno, darle tiempo a las mujeres, porque la mujer que va un viernes, nosotras tenemos un consultorio que es por orden de llegada los viernes de 10 y media a 12 y media, puede volver al otro viernes si le quedaron dudas. No es que solamente es una vez y ya está se te acabó el tiempo. Y sobre todo hacer hincapié en esto, en la anticoncepción, la mujer que pasó por una situación de un embarazo no deseado, que no la vuelva a pasar. Tenemos muchos métodos anticonceptivos y la idea es ponerlos al alcance de la población. Nosotras también vamos anotando llenando nuestras planillas como para ir estudiando las mujeres que por alguna situación eligen abortar y sí nos encontramos que muchas veces no son las chiquitas adolescentes, y son mujeres que ya tienen sus hijos… Vamos a hacer lo que yo como médica puedo ofrecer y que no me siento una elegida por hacerlo, es así; estoy dando algo de lo que yo sé y puedo aportarle a esta mujer como a cualquier otra mujer”.


Hemos andado un largo camino para llegar a estas instancias, durante años pusimos junto a otras y otros, pensamiento y acción para que el derecho principalísimo de las mujeres a decidir sobre nuestros cuerpos sea una realidad. La presencia de alrededor de 75 personas, en su inmensa mayoría personal de salud pública de diversos centros sanitarios y hospitales nos alienta y desafía a continuar proyectando.


La existencia en las instituciones públicas de profesoras arte dramático y de estudiantes de la carrera que se atrevan a ponerle el cuerpo a esta temática, a involucrase en proyectos de extensión haciendo del teatro una herramienta para la transformación y al alcance de espacios y públicos variados, implica también una decisión política que saludamos. Alentamos la presentación de Soy Pecadora como parte de esos aprovechamientos mutuos que provocan nuevas potencias en los activismos. Las actrices de Soy Pecadora son Paula Cabezas, Agostina Palladino, Julieta Ledesma, Judith Ullua; el equipo se completa con Vanina Villanueva realiza (asistencia), Fernando Sánchez (técnico), Rocío Encina y Marina García Barros (codirección).


No hay ley que impida la práctica de abortar cuando una mujer decidió que un embarazo es inviable para su vida. Convencidas de eso, seguiremos actuando, seguiremos articulándonos para actuar.


Algunas voces de y sobre la jornada


María Araceli Cárdenas, licenciada en enfermería, actual directora del Centro de Salud de san Lorenzo Norte: “Me parece que nos debíamos esta charla, encontrarnos el nivel ocho, esa cosa que nosotras siempre miramos como el elefante blanco del centro y el primer nivel de atención diciendo bueno empecemos a laburar en conjunto… Otra cosa que voy a rescatar de este momento, la importancia de los residentes y las residentes, residentes de medicina general y de ginecología, me parece fundamental que ellos estén acá, porque va cambiando el paradigma de dónde estábamos, también la presencia de lo psico-social que es una necesidad también porque no es un problema específicamente ginecológico, es un problema de personas…”


Florencia Reeves, psicóloga y trabajadora de salud pública: “Me pareció muy importante esta actividad, el recrear esto en un ámbito de salud de primer nivel me parece que es muy bueno, porque como escuchamos a algunas de las médicas o de las enfermeras hacer un planteo de situaciones que transcurren en la vida cotidiana y que a veces es difícil acompañar o dar respuestas y me parece que lo que más me impactó fue esta cuestión de cómo se ha ido creciendo de una manera más solidaria que institucional de alguna manera. Yo estuve trabajando en la secretaria de derechos humanos durante dos años, de la muni, y no era tan sencillo avanzar en todo esto y me parece que ustedes como organización han dado un puntapié inicial muy importante pero que se va consolidando también de otra manera. Y la gente que hizo la obra es evidente que han hecho un proceso interno muy importante; quién pensó la obra tomó varios detalles de lo que también implica no sé si la palabra es corrupción, pero la corrupción digamos que crece en derredor de esto”.


Mariano Paisani, residente del 1er. año de medicina general del Hospital Heller: “La obra espectacular, parecía una obra con fragmentos de Dostoievski en algún momento y después, no sé… hablar de esto hace dos años en la facultad hubiera sido impensable, sinceramente, o hablar así con compañeros de la facultad sobre recomendaciones o formas así, o panfletos, me parece espectacular que hoy por hoy haya tanta difusión. No sabía sobre el servicio de TeA y me parece algo fantástico, los conozco a los chicos y algo se había hablado el año pasado sobre la consejería post-aborto pero ahora me desayuné hoy con esto del Te Acompaño y la verdad me parece espectacular, me voy muy contento”.


María Eugenia Baieli, médica generalista del Centro de Salud de San Lorenzo Norte: “La obra me pareció super emocionante, la verdad que te traspasa digamos a la piel, te emociona, te angustia, así que eso me pareció genial. El debate también buenísimo que se pueda dar, que se pueda dar en centro de salud, que se pueda hablar y no dejar esto oculto y clandestino que es lo que más mata… bueno dejémonos de joder la primer causa de mortalidad materna es ésta, es en las mujeres más pobres, las que menos recursos tienen, me parece que si no es actuar con conciencia social que tiene que ver con esto. Nunca había participado así con una obra, me pareció bárbaro el dispositivo para movilizar, hasta los que estaban en contra me parece que no podían hablar de la angustia, así que genial. Al servicio de TeA lo conocí por la revuelta en uno de los contactos que tuve por una paciente, conozco la guía de atención de post-aborto de nación, así que no me sorprende que esté funcionando, me parece genial que se pueda hacer y estuvo bueno ver las caras de quienes lo hacen”.



Fotos: Elisa Cuca Gallego y Andrea Grossi.



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