Genealogías de Socorros Rosas
Hubo quienes nos antecedieron en nuestros Socorros Rosas actuales. Compartimos la traducción de este artículo llamado “Just Call Jane” publicado en Marlene Gerber Fried (comp.), From Abortion to Reproductive Freedom: Transforming a Movement, South End Press Collective, 1990, pág. 93. Traducción al castellano: Gabriela Adelstein, Buenos Aires, 2013.
Vos Llamá a Jane
Enfrentadas a una opción entre la ley y nuestras vidas, elegiremos nuestras vidas. Esta puede ser una opción terrible, llena de culpa y autoacusación. Durante años, antes del aborto legal, millones de mujeres hicieron esa elección. A veces pagaron con sus vida por esa elección. Para las mujeres con dinero, al menos los peligros físicos podían minimizarse. Siempre había disponibles doctores caros y viajes al exterior. Las mujeres pobres, las mujeres trabajadoras y las mujeres sin dinero propio quedaban atrapadas. Su desesperación las llevaba a callejones, a las manos de médicos cuya competencia y cuya motivación eran, en el mejor de los casos, cuestionables. En Chicago, el Hospital de Cook County tenía un pabellón entero para mujeres con abortos sépticos. Ese pabellón a menudo estaba lleno.
En los años ’60 las mujeres comenzaron a romper su aislamiento y a hablar públicamente sobre sus abortos. Con el crecimiento del movimiento de liberación de las mujeres, las primeras feministas vieron el derecho al aborto, el control de la reproducción, como la piedra basal para la capacidad de las mujeres de participar en el mundo en un pie de igualdad. En todos lados se organizaron grupos para encontrar médicos competentes, brindar apoyo emocional y consejería, y para derivar a mujeres a abortos. Muchas de estas mujeres y hombres habían oído la desesperación, había escuchado el sufrimiento, y habían experimentado de primera mano las pesadillas que se encontraban al abortar fuera de la ley. Estas personas comprometidas estaban decididas a brindar un salvoconducto a las mujeres que eligen el aborto.
En Chicago, si eras pobre y necesitabas un aborto, llamabas a Jane. Jane comenzó como un servicio de consejería y derivación, como todos los otros del resto del país. Pero Jane era diferente. En dos años adquirimos todas las habilidades necesarias para realizar abortos de primer y segundo trimestre seguros, solidarios y de bajo costo. Jane se había convertido en un servicio de abortos ilegal, flotante, feminista y clandestino, operado por mujeres para mujeres. Cuando Jane cerró en la primavera de 1973, habíamos realizado más de 11.000 abortos. Pero nadie que hubiera participado en Jane desde sus comienzos en 1969 tenía la menor idea, ninguna noción, de aquello en lo que este grupo se convertiría.
“El servicio”, como nos referíamos a él, fue organizado a fines de los ’60 por una de las fundadoras de movimiento de mujeres de Chicago. Esta mujer quería que un grupo de mujeres se hiciera cargo de la consejería y las derivaciones que había estado brindando informalmente ella sola. El grupo sabía que las mujeres se sentirían más cómodas llamando a una persona, así que se llamaron a sí mismas Jane, un nombre de mujer común.
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