La deuda de los varones y del Estado

Una de las hijas de Norma llora detrás de una bandera. Otras chicas jovencitas se abrazan sosteniendo un cartel, son vecinas de Luz. La marchas que recorrieron las calles céntricas de Neuquén y Plottier, cargadas de tristeza y de bronca, pidieron justicia por el doble femicidio de Norma Morales y Luz Prieto. El femicida, ex pareja de Norma, Jorge Antonio Lagos, está detenido.

Por Melina Fit

Marcha en Neuquén por el doble femicidio de Norma y Luz.

Lorena, la que llora atrás de la bandera, fue la que alertó a la policía cuando no tenía noticias de su mamá y vio en los medios el hallazgo de un cuerpo en Plottier. A estas alturas, cuántas somos las que rogamos jamás estar en ese lugar, que no sea nuestra hermana, nuestra mamá, nuestra vecina, nuestra amiga, ni siquiera una mujer que conozcamos. Y es que como dice Ruth Zurbriggen al aire de Radio Nacional Neuquénlas mujeres y los cuerpos feminizados están bajo amenaza”. Bajo una amenaza que parece ser cada vez más cruel, que se inscribe dentro de un sistema capitalista que nos empobrece y en donde las mujeres estamos todavía más expuestas y vulneradas. Norma vivía en el barrio Los Hornitos, cuentan sus vecinas tenía trabajos informales, que hacía tiempo que se había separado de Lagos, pero que él insistía en volver y le pedía alojamiento porque no tenía donde vivir.

¿Qué más hace falta? ¿Cuánto horror más es posible? “Los feminismos y los transfeminismos hemos hecho de todo, se nos va la vida en eso”, dice Ruth. El movimiento #NiUnaMenos ha instalado desde 2015 que la violencia machista es un problema estructural que nos atraviesa y que tenemos que visibilizar en las calles, en la agenda pública, en los medios de comunicación, en las casas, en las escuelas, en los barrios. Pero sobre todo los feminismos insisten en la necesidad de políticas públicas efectivas y reales. La consecuencia de no tenerlas es este doble femicidio (como el resto en Neuquén, en el país, en Lationamérica) aunque la funcionaria a cargo del Ministerio de las Mujeres de Neuquén asegure que Lagos no tenía ninguna denuncia –como si eso los/as excusara de las insuficientes políticas para abordar las violencias machistas-. Los gobiernos y todos los poderes del Estado deben cambiar la concepción que tienen sobre estos temas, y eso implica revisar-se todas sus prácticas, personales y institucionales. Comprender también que los femicidios son mensajes sociales no solo a las mujeres, a los cuerpos feminizados, a las disidencias, sino en gran medida a los varones.

De ahí deviene el trabajo mayor y cierro con la reflexión de Ruth: “nada de lo que hagamos va a alcanzar si los varones colectiva y públicamente no rompen los pactos de fidelidad con las estructuras patriarcales. Porque los femicidas también le hablan a los varones”.

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