La violencia médico-gineco-obstétrica es violencia sexual

La frase, provocadora pero fundada, busca visibilizar una de las violencias más complejas de poner en palabras, de denunciar y sancionar. En la semana del Parto Respetado, el grupo de doulas feministas “Guardianas FloreSeremos” realiza una serie de acciones para visibilizar las denuncias de mujeres en Morón cuyos hijes fallecieron producto de la violencia obstétrica que sufrieron en el hospital público. También participaron de la primera marcha nacional contra la violencia obstétrica frente al Congreso Nacional.

Mural pintado para denunciar la violencia obstétrica en Morón, Buenos Aires.

“La violencia médico-gineco-obstétrica es la manera en la que el sistema médico hegemónico y toda la corporación nos viola sistemáticamente en las salas de parto y dejando huellas en quienes nacen. Todas en algún momento hemos sufrido violencia médico-gineco-obstétrica, pero necesitamos recuperar esos relatos”, define Amparo Saiz, integrante de la organización “Guardianas FloreSeremos”, y fundadora junto a Mariana Laburu de “Guardianas del Origen”, una escuela de doulas feministas de Buenos Aires.

¿Por qué la violencia obstétrica debe ser considerada como violencia sexual? Amparo lo explica al detalle: “la mayoría de los eventos de nuestra sexualidad son fisiológicos: menstruar es fisiológico, parir es fisiológico, nacer es fisiológico. Esto quiere decir que el cuerpo lo hace y que en algún momento va a suceder”, y sigue: “trabajamos mucho en la línea de los derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos, y en el mapa de la sexualidad, dentro del cual llamamos portales a ciertos puntos cartográficos como el portal del aborto, el portal del nacimiento, el portal del parto, el portal de las consultas ginecológicas, de la menstruación. La no garantía de derechos es violencia obstétrica y también violencia sexual. La consigna violencia obstétrica es violencia sexual es una provocación para que podamos pensar y reflexionar que en este patriarcado, en la cultura del padre, a la madre, a las mujeres, a las personas con útero se nos somete en función de resultados finales, el producto final llamado bebé, que al patriarcado le interesa porque ese producto final será su fuerza de trabajo. Y también le interesa que no habitemos los eventos de nuestra sexualidad porque los consideramos empoderantes, incluso abortar es empoderante. De ahí este ensañamiento con intervenir, manipular, psicopatear estos procesos que suceden en nuestro cuerpo”.

La ley de Parto Respetado –25.929– se sancionó en 2004 y se reglamentó 10 años después. La ley de Protección Integral hacia las Mujeres -26.485-, de 2009, en su artículo 6 define el alcance de la violencia obstétrica. Poco de lo legislado se cumple, o casi nada. “Los organismos que reciben denuncias de este tipo de violencia no hacen nada. Sabemos que denunciar no es pavada. La violencia obstétrica impacta a corto, mediano y largo plazo la salud sexual de una mujer y sus derechos. Va a estar vigente siempre”, refiere Amparto.

Hace 5 años 6 mujeres del municipio bonaerense de Morón presentaron la primera denuncia colectiva en el país por violencia obstétrica. Cuatro de sus bebés murieron en el parto, al dilatarles la atención que ellas pedían, y dos quedaron con graves secuelas. “Se abrió un sumario, algo importante, pero necesitamos que se cumpla con la sanción que ellas reclaman: que remuevan a la jefa de servicio, que se ponga una placa de reconocimiento dentro del hospital, y que sean ellas las que hablen con usuarias en el hospital para visibilizar sobre esto”, agrega Amparo. 

Durante estos días en que se conmemora la Semana del Parto respetado las doulas junto con las mujeres denunciantes pintaron un mural. “Es impresionante, tiene el tamaño de la pared que nos ponen cada vez que queremos denunciar violencia obstétrica”, cuenta Amparo. Además, difundieron un petitorio que puede firmarse online para acompañar la denuncia y el pedido de justicia. 

También desde la organización participaron de la primera marcha nacional contra la violencia obstétrica que se desarrolló el 17 de mayo frente al Congreso de la Nación.

Con la convicción de visibilizar y nombrar Amparo enumera una larga y elocuente lista de eventos que son claros ejercicios de violencia médico-gineco-obstétrica:  intervenir sistemáticamente el cuerpo e ir contra la fisiología en función de obtener más en menor tiempo; manipular tiempos induciendo y acelerando el proceso de nacimiento con drogas y hormonas sintéticas; recibir frases como “mamita lo haces bien”, mamita lo haces mal”, “para que te embarazaste”; implosionar el cuerpo de la mujer con sintéticos y alterar la frecuencia cardíaca del bebe para justificar cesáreas de urgencias (que en el ámbito de lo privado rondan el 70% de los nacimientos, cuando deberían ser solo el 10%); episiotomía; que no le muestren a la mujer la placenta, ni se la den si la pide; entre otros. 

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