Graciela Monteagudo: “Las mujeres no le tienen miedo al Estado”

La investigadora estuvo en Argentina presentando su estudio “Trabajo reproductivo, piqueteras y feminismo popular”. Analizó también la resistencia en Jujuy y adelantó que su próximo trabajo estará vinculado al rol de las mujeres en la lucha contra el litio.

Mural. Foto Latfem.

“Vengo siguiendo el movimiento piquetero desde 2001. Me fui del país en 1993, al poco tiempo empezaron los conflictos en las provincias. En 2001 formé una organización para traer -a la Argentina- personas que formaban parte del movimiento contra la organización corporativa para que conozcan el movimiento piquetero porque había muchas coincidencias. A partir de ahí empecé a trabajar con las mujeres piqueteras. Me interesó mucho el proceso asambleario que se dio en el país, piqueteras que se organizaron en espacios no jerárquicos, de forma diferente a como era la militancia antes de los 90. Hacían algo que no hacíamos: y era darle de comer a la gente”, explicó a modo de presentación en la conferencia que brindó el 3 de junio en el CeDinCi (Centro de Documentación y de la Cultura de Izquierdas) en Buenos Aires y que está disponible online en Youtube. Actualmente trabaja en la Universidad de Massachusetts Amherst, de Estados Unidos. 

Durante la charla, que compartió con Sandra Jaramillo Restrepo, como presentadora y Carolina Abregú, de Furia Feminista, Graciela realizó un recorrido por su trabajo académico en relación al feminismo popular que surgió después del estallido social, político y económico del 2001. “Trato de estructurar el feminismo académico con el trabajo de organizaciones como la de Furia Feminista”, aseguró. Esta agrupación activa en el partido Malvinas Argentinas Tortuguitas, provincia Buenos Aires. Se conformó luego de que Karina Abregú en 2014 sobreviviera al intento de femicidio de su entonces pareja. La prendió fuego.

Veo el trabajo de las piqueteras como un proceso de decolonización. Ofrece un espacio para que lasmujeres se reconozcan como mujeres, vuelvan a tener recursos propios para sus propias necesidades y puedan independizarse de los hombres”, detalló. Graciela combina distintas teorías y reconoce al hacerlo dejar de lado “la pureza ideológica”. Analiza las luchas en los territorios desde la perspectiva decolonial de Rita Segato y desde la crítica anticapitalista de Silvia Federici. En este sentido, explica que la violencia machista en los barrios populares no es igual que en un country. “Segato entiende la violencia en espacios populares proletarios a partir de la incorporación de estructuras racistas y violentas de los españoles que la imponen. No es la misma violencia en un barrio pobre de un hombre de color, que de varón blanco en un barrio privado. El hombre de color tiene que demostrar además al hombre blanco que es un macho violentando a su mujer”, sostuvo.

A la violencia machista se suma en 2001 la violencia de la pobreza: no tener para comer. Es ahí donde las mujeres salen a las calles, se juntan en casas, fundan y refundan merenderos y comedores. “El merendero para mí es la fábrica para Marx en el 1800, ahí las mujeres se encuentran, en las ollas populares buscando comida. Viéndose solas y como mujeres en el sentido que lo define Federici, en el sentido de personas ligadas al trabajo reproductivo, quieran o no, les salga bien o no, es la expectativa social”, analizó.

Jujuy y el Estado

Graciela adelantó que su próximo objeto de estudio será el rol de las mujeres en las luchas contra el litio, teniendo en cuenta la escalada de violencia ante lo que puede leerse -en términos de Federici- como un segundo momento de acumulación primitiva, dentro del neoliberalismo. “La globalización no les salió como esperaban, lo que ganaron fue aumentar fortunas de poca gente, pero los Estados que se beneficiaban con el capitalismo se están fundiendo, como Estados Unidos, que tiene una deuda trimillonaria, que se puede sostener porque el dólar es la unidad de medida”, remarcó.

La resistencia en Jujuy. Foto Tiempo Argentino.

Sobre la situación en Jujuy, donde se está viviendo una fuerte resistencia al modelo extractivista y represivo del gobernador Gerardo Morales, expresó que “en el NOA veo una defensa del territorio, de la tierra, del espacio, habría que ver qué papel juegan las mujeres más allá de las protestas. Obviamente las mujeres no le tienen miedo al Estado, se enfrentan con la policía, con el Ejército, con la gendarmería”.

“Es importante ver el rol colonizador que tienen los estados ¿qué diferencia hay entre Morales y aquel colonizador del 1500? De alguna manera está haciendo lo mismo: está matando a palos a toda la población local  para poder sacar lo que le va a generar riqueza, prestigio, poder”, agregó.

Además, Graciela sostuvo una fuerte crítica al Estado en relación a las políticas públicas tendientes a terminar con la violencia machista y las desigualdades de género. “En lugar de ofrecer alternativas para que las mujeres se empoderen, a grupos de base territorial, se va todo a un ministerio y no se sabe bien qué pasa. Hay mucho botón de pánico que no sirve para nada si se miran las estadísticas, no bajó ni una hora la cantidad de femicidios”.

Mi esperanza es que con movimientos como los de Jujuy no se pierda el costado de género, que las mujeres puedan tener su impronta dentro de ellos. Nunca vi que la solución sea por el Estado”, finalizó.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *