¿Cómo sobrevivir a los gobiernos de ultra derecha?

La pregunta sobrevuela desde el triunfo de Milei y, tras el shock inicial, se va convirtiendo en análisis profundos y estrategias tanto individuales como colectivas para enfrentar las políticas que deliberadamente tienen como finalidad socavar derechos. En una entrevista con La Revuelta, Sonia Correa -activista feminista e investigadora de Brasil- comparte sus líneas de pensamiento sobre el panorama internacional, su experiencia en la resistencia a Bolsonaro, y consejos de supervivencia ante la catástrofe del resurgimiento de las derechas neofascistas.

Por Melina Fit

Está amenazado el sistema democrático, no es una escena auspiciosa, pero hay que resistir. No es la primera vez que sucede en el mundo. Es bueno releer personas que han pasado por momentos políticos muy duros, porque es una manera de saber qué pasa, hay resiliencia, hay que encontrar inspiración para sobrevivir estos tiempos sombríos”, dice Sonia hacia el final de la charla con una sonrisa. Asegura que durante el gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil (2019-2022) la ayudó mucho invertir energía intelectual y física en comprender qué es lo que pasaba y entender las dinámicas políticas. Como co-directora del Observatorio de Sexualidad y Política mantiene ese esfuerzo por dilucidar los entramados socio políticos en el mundo.

El giro a la derecha y antifeminista

Sonia afirma con hechos que estamos ante un escenario transnacional de resurgimiento, reorganización y maduración de la derecha, tanto en Europa como en las Américas. “Los dos más grandes síntomas han sido la elección de Trump en 2016 y el brexit (salida de la Unión Europea) de Reino Unido seguido de un crecimiento continuo de la ultraderecha en Europa occidental, la llegada de poderes autocráticos en el Europa del Este, el nacionalismo en India, los autoritarismos del mundo islámico, los autoritarismos persistentes de África”, detalla.

En este sentido remarca los efectos políticos del neoliberalismo: “la erosión de las esferas público democráticas, el individualismo, el establecimiento de la ideología de la meritocracia y la penetración de todo eso en la subjetividad de la gente. Eso es universal, está en todas partes, está en Rusia, en China”. Además, Sonia indica que “en todos estos contextos hay una repolitización del religioso. Estamos en una reorganización del ultra conservadurismo y ultra derecha que tiene raíces en el ultra conservadurismo católico y evangélico, pero también en los fascismos de los años 30. El tema del género, de la sexualidad y de la reproducción siempre estuvo en el centro de las políticas fascistas. No es un tema lateral”.

Sobre este punto Sonia se detiene con una mirada crítica: “existe una dificultad de los feminismos de reconocer el surgimiento y crecimiento y capacidad vigorosa de los movimientos de mujeres de derecha hablando en nombre de las mujeres. Ya lo ha dicho Butler la categoría mujer no puede ser el único principio organizador del feminismo, pienso que en este contexto el feminismo se percibía como LA representación de las mujeres. Son una voz que habla contra las desigualdades e injusticias de género. Nunca han sido la representación de todas las mujeres. Las mujeres de derecha están disputando la categoría mujer con los feminismos, eso exige una reflexión conceptual política y estratégica muy sostenida y compleja”. La reflexión analítica de Sonia queda plasmada en las políticas que día a día anuncia La Libertad Avanza: la reducción del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad a la subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género y su dependencia del ministerio de Capital Humano, a cargo Sandra Pettovello -formada en el Opus Dei-; la modificación a través de la “ley Ómnibus” de la leyes de 1000 Días y Micaela, en las que busca incorporar términos como «madres embarazadas», «niños por nacer», “violencia familiar”, entre otros.

En este contexto, la Ley 27.610 está en riesgo en Argentina. Se inició con el programa electoral de LLA,  avanzó con el DNU y ahora con la propuesta de Ley Ómnibus. De aprobarse allanarían el camino para convocar a todas las fuerzas -del cielo y de la tierra- para derogar la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que este 30 de diciembre cumple 3 años. 

El deliberado avance contra los feminismos y contra los derechos conquistados es un hecho. Tal como afirma la periodista Luciana Peker -quien tuvo que irse del país por las constantes amenazas que recibe desde sectores libertarios ligados a fuerzas de seguridad y del poder actual- el blanco son los feminismos por su capacidad política de transformar la realidad: “no creo que sea solo por la agenda, por los derechos que consigue o por las banderas que defiende, sino por la capacidad de transformación social”.

Hidras brutales

Dentro de su análisis Sonia incorpora una definición interesante sobre las derechas y sus líderes. “Digo que es como una hidra, una criatura con muchas cabezas que se mueve en direcciones contrarias, difícil de ver claramente donde va, se componen de cabezas que se nutren de fuentes ideológicas complejas y muy diferentes y eso crea una cacofonía. La capacidad de adaptación de la hidra es impresionante, es una criatura que se ajusta a los contextos. Ni Milei ni Bolsonaro eran candidatos naturales, fueron encontrados en ese ecosistema. Es una lógica muy distinta de nuestro modo de pensar el político”, describe.

Si bien los ubica dentro de un mismo ecosistema asegura que Milei y Bolsonaro tienen perfiles distintos y además, los contextos son diferentes. En principio, Sonia asegura que el poder organizativo y de movilización en Argentina es mucho más intenso y vigoroso que en Brasil.

Sobre los estilos de los líderes de ultra derecha, la investigadora hace una afirmación un tanto fatal:Milei es mucho más brutal y violento que Bolsonaro. Bolsonaro fue brutal en otro ritmo y aunque usen el mismo método de decretazos de hacer política desde la pluma, no hizo lo de Milei de realizar un decretazo general, de la mano de la represión. Bolsonaro muy rápidamente desarmó los consejos de participación popular, luego persiguió a algunos intelectuales, pero nunca tuvimos gestos o actos de tono represivo tan radical como ha hecho Milei”.

¿Qué hacer?

Marcha por el 28S en Neuquén Capital.

Al mejor estilo de kit de supervivencia que nos propone Sara Ahmed en su libro “Vivir una vida feminista”, Sonia nos deja una serie de consejos, basados en su sobrevivencia a la era Bolsonaro, en sus lecturas de otras que han pasado por catástrofes similares, en sus análisis socio políticos, y en su vida feminista.

En primer lugar, destaca la dimensión emocional y psicosocial: hay que estar sin dejarse aplastar. No estar aislada, es fundamental estar en conversación, hablar de lo que pasa todo el tiempo con el mayor número de personas, en lugares seguros”. También afirma que es importante “hablar para afuera, explicar siempre” y “mantener la claridad, la lucidez, la capacidad analítica”.

Otro de los puntos que mencionó en base a lo ocurrido en Brasil es evitar la descalificación de las figuras de la ultraderecha, ni minimizar su capacidad de mantenerse en el poder y de destruir las instituciones.

También recordó un concepto de asistencia humanitaria que menciona que ante una situación de desastre la regla básica es no dejarse tomar por el desastre, por el horror. “Piensa que estás ahí por algo, tienes un rol por cumplir. Es necesario conservar la serenidad, la capacidad de ver, de analizar, de pensar qué puedo y qué no puedo hacer. Hay que intentar no dejarse tomar por la rabia o la indignación. Es un balance complejo porque no se puede perder la indignación, no es vivir la vida normal, pero sí mantener una cierta neutralidad”, explica Sonia.

En cuanto a la movilización sostiene que es fundamental pensar con claridad cómo, por qué y de qué modo manifestarse para no gastar energías ya que el proceso será largo.

Para finalizar Sonia enfatizó en la centralidad de los entramados, de las redes y las alianzas estratégicas: “No hay salida de una situación como ésta sin considerar la política, los actores políticos, la prensa, la elite. Son necesarias alianzas contingentes para poder resistir a un régimen de ultraderecha con sesgos neofascistas como el de Milei”.

Sin dudas, el plan para entregar los territorios y los bienes comunes a la rapiña empresarial, y también para domesticar y disciplinar nuestros cuerpos y nuestras vidas, requerirá de la más amplia movilización y conversación social.

En palabras de Sara: “Nos necesitamos las unas a las otras para sobrevivir; necesitamos ser parte de la supervivencia de las demás. Comprometerse con una vida feminista significa que no podemos no hacer este trabajo; no podemos no pelear por esta causa, sea lo que sea que cause, de modo que tenemos que encontrar una manera de repartir los costos de este trabajo. La supervivencia entonces se vuelve un proyecto feminista común”  (Vivir una vida feminista, p.414).

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