El paro internacional feminista se vivió a pura marcha y baile en Neuquén. Miles recorrieron las calles neuquinas con carteles, pañuelos, gliter y banderas para terminar en una gran fiesta en el espacio intercultural Graciela Alonso. La banda Chocolate Remix coronó el día de lucha.
“Paramos: porque la deuda sigue siendo con nosotras y nosotres. Marchamos: porque en las calles tramamos rebeldías. Bailamos: porque nos tenemos y sostenemos en las luchas”, se leyó en el documento al final de la marcha, en el que se enumeró la cantidad de deudas que siguen vigentes: con la tierra, con los pueblos originarios, con los territorios, con las presas políticas. Desde los feminismos y transfeminismos se remarcó que la deuda no es con el Fondo Monetario Internacional, sino con la separación de las iglesias del Estado, con la reforma judicial feminista, con la violencia obstétrica –que también es violencia sexual-, con las violencias machistas, con las Mujeres Madres Cuidadoras de Personas con Discapacidad, con la ley integral trans, con el cupo laboral trans, que la deuda por el ajuste y la inflación, entre otros varios puntos.
En la redes y en las calles se expresó la enorme cantidad de motivos para parar, bailar y marchar este #8M: “para que dejen de matarnos”, “por infancias mapuches, libres y felices”, “para salir sin miedo a la calle”, “para que la justicia me escuche”, “bailo por nuestra gloriosa ley IVE”, “para que las tareas de cuidado sean compartidas”.
El reclamo de justicia por el doble femicidio de Luz Prieto y Norma Morales, ocurrido el 11 de febrero pasado, fue uno de los motivos que llevó a muches a participar de la marcha. “Vine por el derecho a las mujeres, porque en mi barrio hace poco hubo un doble femicidio. Vinimos por las que no están”, asegura Alicia y con la misma sensación otra de las mujeres apunta: “Vine por mi vecina, queremos justicia por Luz y Norma”.
Como cada #8M en la marcha confluyen variedad de reclamos, algunos individuales que se vuelven colectivos en la calle, con otras, por todas, por todes. “Vine a la marcha feminista para buscar la igualdad, para que mi sobrina tenga seguridad en la calle y se sienta orgullosa de su género”, dice Aixa con un cartel y su sobrina al lado.
Durante la marcha la colectiva feminista La Revuelta entregó kits con test de embarazo y anticonceptivos de emergencia, porque la deuda también es la falta de acceso a métodos anticonceptivos de calidad y buenas prácticas para el acceso al aborto voluntario y legal.
Otra de las intervenciones fue renombrar la calle Roca y colocar en los carteles indicadores: “Julio ASESINO Roca”, en reivindicación del pueblo mapuche y en repudio a su genocidio. “Las mujeres mapuche estamos acá para poder manifestarnos como mapuche, acompañando y siendo parte de la demanda de las mujeres por todos los derechos vulnerados, por menos mujeres muertas, y en defensa de nuestro cuerpos y territorios”, afirma Peti Pichiñam, autoridad mapuche.
Fiesta feminista
Alrededor de las 20 la música encendió el fuego feminista en el Espacio Intercultural Graciela Alonso. Empezó ardiendo despacito pero con potencia al ritmo de Pu Zomo y Mel Miska. “Marchamos, estamos acá, nos entramarnos con todes ustedes para transformar la desigualdad de estos territorios”, dijeron antes de los primeros acordes. Las siguió Noe Pucci, con su repertorio cargado de emociones y luchas. Como invitada especial estuvo Auka Lihuen con una versión de “Vivir sin miedo”.
El cierre, puntual, vino de la mano de Chocolate Remix, que hizo bailar a la multitud abriendo con su poderosa “Bien Bow”. Hubo perreo, grito al ritmo de “Ni Una Menos” y un baile en el escenario con infancias y fans. El #8M terminó bailando juntes, porque nos tenemos y nos sostenemos, en la lucha y en la fiesta.
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